Dominguero

GALÁPAGOS, EL ENCANTO ESTÁ ADENTRO

Las islas en encantan más profundida­des, sus en tierra adentro, y con miradores esteros, y bajo el mar.

- Por Blanca Moncada P. moncadab@granasa.com.ec

El agua transparen­te de las orillas en cualquiera de sus puertos, la convivenci­a rutinaria con lobos marinos, iguanas, aves, tortugas y demás especies, los paisajes volcánicos que acompañan un mar que no alcanza a lo que cubren los ojos en el horizonte es solo parte de la postal tradiciona­l de Galápagos. La verdadera magia está en las profundida­des, tanto en tierra firme, en las entrañas de las islas, como bajo el agua.

Si vas por primera vez elige Isabela. Su alcalde ha dejado una máxima en un reciente acto público. “Si no conoces Isabela, no conoces Galápagos”. Ahora que he podido vivirlo le creo.

Deja el traje de baño para después si decides ir y alístate para dos horas de viaje en bote desde Puerto Ayora, pero no te asustes. Si tomas una pastilla para el mareo media hora antes será como ir en auto. Ni lo notarás. Una vez allí, y luego de la parafernal­ia que demanda el arribo; desembarca­r, hospedarse en su mejor elección (hay hoteles desde $ 15 la noche y desde $ 40 con salida al mar), acomódate con ropa de senderismo y ve por una bicicleta de $ 10 el día. Hay varios locales que las ofrecen.

La ruta al Muro de las Lágrimas puede tomar seis horas, pero no es agotadora. Va despacio, recorre, se adentra a senderos que te llevan a ver un centro de criadero de tortugas, flamingos en lagos verde-azules, manglar, un mirador desde las alturas, playas incógnitas donde puedes bañarte, esteros y riachuelos, ideal para tomarse fotos y para un plan que, si no es de bicis, puedes hacerlo caminando.

Cumplida la ruta en tierra es hora de buscar algo de mar. Y en Isabela hay varias opciones. La principal, Los Túneles, por

que, dicho por los guías, “si no conoces Los Túneles, no conoces Isabela”. Se trata de construcci­ones rocosas en medio del mar a las que se llega en un viaje en bote de 40 minutos.

Ya allí, hay varias paradas. La embarcació­n pasea por lo que antes fue un río de lava y explica al turista que lo que ve alrededor es cactus, manglar negro, rojo y blanco y, ¡mire, un piquero pájaro azul por aquí y un pingüino por allá!

Todo mientras nadas sobre tortugas, tiburones y caballos de mar, que luego, si te animas a bucear, verás muy cerca. Olvídate de la conexión a Internet, eso sí, la señal es terrible allá en esa isla. ¿Pero quién quiere Internet si llega a Galápagos? Relájate y disfruta. Si te da el tiempo ve a las otras islas, son igual de encantador­as.

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