PARA UNA MEJOR CONVIVENCIA
-Al educarlo nunca le grites, peor golpearlo. Solo lograrás que te coja miedo y se defienda. Trata de otra manera.
-Su cola es muy delicada. Ni de broma lo hales o permitas que un niño lo haga. Con ella se comunican y les permite mantener el equilibrio.
-Si el gato no te ha dado confianza, no le rasques la barriga porque te morderá. Si se tumba boca arriba quiere decir que puedes hacerlo, de lo contrario acaricia sus orejas y el mentón.
-Agarrarlo de la piel del cuello, sobre todo, si son adultos, es un craso error. El gato lo detesta, y podría reaccionar con un arañazo.
-Tampoco lo cojas entre tus brazos, como si fuese un bebé, hay gatos que prefieren estar en el piso en lugar de que lo levanten.
-Cuando quieras atraerlo hacia ti, no lo acoses ni persigas, tampoco lo grites ni lo mires fijamente. Tenle paciencia. Los gatos se acercan a las personas tranquilas.
-Mímalo, pero sin arrinconarlo.
Se asustará y te evitará. Déjalo que vaya hacia ti, entonces agárralo y acarícialo.
-Respeta su sueño, jamás lo molestes. Estás interrumpiendo su momento sagrado. Harás que se vuelva agresivo.
-Otro momento en el que debes dejarlo en paz es cuando acude al arenero para hacer sus necesidades. Con ello solo harás que no vuelva a usar la caja y el problema será para ti.
-Si quieres jugar con él no le permitas que te muerda las manos o los pies. Cuando lo haga, dile un `no' severo. Es mejor usar sus juguetes.
-Lanza su juguete preferido a una distancia que pueda cazarlo. Siempre le gustará hacerlo contigo y se mantendrá entretenido.
-Si lo ves alterado, cuando empieza a gruñir, a dar latigazos con el rabo o a aplanar las orejas no intentes tranquilizarlo, aléjate y déjalo
tranquilo.