Carta del Editor
Cerca de mil kilómetros separan a Galápagos del Ecuador continental (la misma distancia que a Nicaragua o el Cuzco). Hace solo setenta años, los gobiernos todavía contemplaban su venta a potencias extranjeras interesadas en su localización estratégica. Hoy día, aunque poquísimos ecuatorianos han estado ahí, la relación de las Encantadas con el país ha cambiado. Son –quién lo duda– parte de nuestra identidad; es decir, de la forma de vernos y presentarnos ante los demás. Y aunque la distancia física continúe siendo la misma, los avances en las comunicaciones y el transporte han abolido las barreras sociales, políticas, culturales y biológicas que determinaban la condición aislada del archipiélago. Hoy, las dinámicas del continente y las decisiones que se toman allí, afectan en tiempo real a las Galápagos. Como se ha visto en los últimos meses, la discusión sobre el destino de las islas se torna apasionada y se la asume como personal. Saludable como es esta preocupación, el debate suele carecer de elementos de juicio y tiende a contagiarse del acaloramiento político general. En Ecuador Terra Incognita también sentimos a las Galápagos como propias, por eso invitamos a Daniel Orellana, quien se dedica a reflexionar sobre la sostenibilidad del desarrollo humano de las islas con una perspectiva que va más allá de la coyuntura, a que comparta sus impresiones con nuestros lectores.
Nuestra galería fotográfica también viene de una isla, aún más lejana: Australia. Rompimos, otra vez, con nuestro enfoque en el Ecuador para poder mostrarles a los dragones marinos. Descubrimos estas maravillas cuando preparábamos la edición sobre caballos de mar ( ETI 79), de quienes son primos, y recién ahora nos sacamos la pica de compartir con ustedes sus espectaculares imágenes.
En la sección de áreas protegidas la protagonista es la más emblemática de la Costa: el parque nacional Machalilla. Esperamos que estas páginas les permitan viajar, sintiéndose como en casa.