El agotamiento del agua y del mar
Vivimos en un planeta de agua. Esa es, precisamente, la mayor diferencia que la Tierra tiene con el resto de planetas que conocemos. En el agua nació la vida, y es el agua la que nos mantiene vivos a todos sus habitantes. Su ciclo es infinito. Toda el agua de la Tierra es una sola; conecta a todos los ecosistemas marinos, acuáticos y terrestres. Precipitación; tránsito por los ríos; filtración a los acuíferos; llegada al mar; circulación en sus múltiples corrientes; evaporación en bosques, humedales y el mar; condensación en las nubes; precipitación…
Los seres vivos somos también seres de agua. Vivimos poquísimo tiempo si no la ingerimos, y es poco lo que los humanos podemos hacer sin ella. Los alimentos que cultivamos, los combustibles que refinamos, nuestra tecnología, los desechos que arrojamos. Todo requiere de agua para procesarse.
El acceso al agua determinó dónde se establecieron las civilizaciones desde el inicio de los ti e mpos . En buena medida, el colapso de muchas de ellas dependió de su capacidad de adaptarse a la abundancia o escasez de agua de consumo, pesca, agricultura y movilidad. Eso mismo acontece ahora: estamos acabando con la mínima fracción de agua apta para consumo que existe en el planeta. Aunque resulte inverosímil, parece que lograremos alterar uno de los procesos más orgánicos del planeta: el ciclo del agua. Patrones de lluvia cambiantes. Zonas secas que se tornan áridas; zonas húmedas cada vez más anegadas. Ríos que no llegan al mar. Acuíferos que se hunden o se agotan. Deltas que cambian su forma y, por tanto, su funcionamiento como ecosistemas. Desaparición de glaciares y hielos polares; subida del nivel del mar; corrientes marinas alteradas. Todo el sistema hídrico dislocado por acción de una sola especie. Nos hemos apropiado de un recurso planetario, y ni siquiera hemos aprendido a repartirlo con equidad entre los miembros de nuestra propia especie: más de 800 millones de humanos no tienen acceso adecuado al agua; 2,5 mil millones no tienen servicio de saneamiento; cuatro de cada cinco humanos vivimos en riesgo de no tener agua segura en un futuro cercano.