En Pastaza se regenera
la ayuda de máquinas que en pocos segundos convierten a un imponente árbol en largos trozos de madera desnuda, talar una hectárea de bosque puede tomar pocos minutos. Restaurar ese pedazo de tierra, sin embargo, es un largo proceso cuyo resultado no podremos observar en nuestras cortas vidas. Según datos oficiales, entre 2000 y 2012 se deforestaron en Ecuador 143 527 hectáreas; al menos 45 mil en Pastaza, la provincia más extensa del país. De ella, apenas un 12,6% está protegido dentro de los parques nacionales Yasuní y Llanganates. Parte del territorio restante consiste en una tupida y extensa selva amazónica, a merced de quien esté dispuesto a conservarla y defenderla. O a saquearla.
Hay quienes han optado por lo primero, aunque carezcan de incentivos gubernamentales o ayudas transnacionales. Una decisión estoica, en el marco de una sociedad de consumo que no premia las actividades que no generan rentabilidad económica.
Para Gabriela Aguilar, administradora del parque botánico Los Yapas, su compromiso con la madre tierra es una filosofía de vida cuya recompensa no se puede contabilizar. Está a cargo de un proyecto familiar que inició hace una década, con la compra de veinticinco hectáreas que cincuenta años de ganadería habían reducido a gramalote y pantano. En un inicio solo pretendían recuperar el suelo y reforestar con especies nativas, endémicas y en peligro de extinción, pero pronto se hizo necesario abrir el espacio y la experiencia al público. Desde hace seis años reciben voluntarios, pasantes, investigadores y turistas ávidos por comprender y aportar a un proceso de restauración ecológica y social.
En Los Yapas han aprendido que recuperar un bosque amazónico puede tomar décadas. A pesar de la presencia benéfica del río Puyo, allí el bosque sigue en recuperación. Por ahora solo han crecido árboles que no necesitan de un bosque maduro alrededor; los llamados pioneros. Los casi doscientos árboles nativos y endémicos que han sembrado todavía no encuentran las condiciones óptimas. A la par, avanza su proyecto agroecológico –en el que