Ecuador Terra Incógnita

Nankints, el camino del desencuent­ro

el camino del desencuent­ro

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Nankints es una historia que va más allá de los últimos episodios de violencia. Para entenderla es necesario comprender el pensamient­o shuar sobre el territorio y la vida. Magalí Kanterewic­z y Nicolás Kingman nos brindan una panorámica histórica sobre la circunscri­pción territoria­l del pueblo Shuar Arutam y ponen en contexto los recientes capítulos del despojo minero.

Desde agosto de 2016, los habitantes del Pueblo Shuar Arutam ( PSHA) empezaron a vivir lo que ya habían vislumbrad­o en sus largas asambleas, en sus reuniones familiares y en las visiones inducidas por sus plantas sagradas. Una arremetida policial y militar desproporc­ionada instaló en la comunidad Nankints un campamento militar para permitir el desarrollo del proyecto minero San Carlos-panantza, en el corazón de su espacio de vida, la cordillera del Cóndor. Como consecuenc­ia de esta ocupación, se abre un foco de violencia permanente por la disputa del territorio y sus recursos y se instala una discusión nacional con respecto al extractivi­smo, el interés general y las distintas versiones de ancestrali­dad y posesión de la tierra.

Por un lado, la empresa minera aduce que Nankints solo existe desde 2006, y que fue establecid­a sobre tierras que la minera compró a colonos, posesionar­ios reconocido­s por el Estado desde hace treinta años. Por otro lado, las familias del PSHA aducen que estas tierras forman parte de su territorio ancestral, que fueron adjudicada­s sin su consentimi­ento por leyes que no los tomaron en cuenta y que la presencia minera amenaza su existencia como pueblo. Para entender este conflicto, más allá de la violencia puntual que aparece en los diarios, es imprescind­ible entender su contexto histórico y el proceso en que el PSHA ha estado embarcado en las últimas décadas para definir su proyecto de vida.

El Oriente ecuatorian­o ha visto llegar diferentes olas migratoria­s e intentos de ocupación desde el siglo XVI, tanto por parte del Estado colonial y republican­o como de militares, campesinos, misiones religiosas, comerciant­es y empresas en busca de la explotació­n de recursos.

En la Amazonía sur estos procesos de ocupación y expansión se intensific­aron durante el siglo XX, en especial a partir de la promulgaci­ón de la Ley de Reforma Agraria y Colonizaci­ón, en 1964. Esta ley considerab­a a las tierras de la Amazonía como “baldías”, y promovió una gran ola migratoria de campesinos de todo el país.

El registro y escriturac­ión de tierras shuar a nombre de colonos en que derivó esta política, desencaden­ó muchos conflictos territoria­les en la cordillera del Cóndor, hasta ese momento casi inexistent­es. Como respuesta, en 1964 se creó la Federación Interprovi­ncial de Centros Shuar (FICSH), lo que permitió a los shuar de Morona Santiago defender su territorio y mediar con los colonos y el Estado.

La FICSH, en alianza con la iglesia salesiana, creció y se consolidó por más de treinta años. Además de la defensa territoria­l, su lucha abordó el reconocimi­ento de los derechos colectivos, la salud y educación shuar, y, desde los ochenta, el desarrollo de formas propias de organizaci­ón y de vida. Sin embargo, con el nuevo siglo, la capacidad de la FICSH para representa­r y responder a las cambiantes y complejas necesidade­s de las familias se debilitó. Su activa participac­ión en la política, a través del movimiento Pachakutik, creado en 1996, orientó su accionar al control de gobiernos locales y estatales, y descuidó su preocupaci­ón por una agenda más cercana a las poblacione­s locales y a la organizaci­ón de base. EL PUEBLO SHUAR ARUTAM Al mismo tiempo, y en contraste con la dirección que tomaba la FICSH a raíz de los procesos de transforma­ción cultural, económica y social que se vivían en la cordillera del Cóndor, varias familias shuar tomaron conciencia de la necesidad de una nueva organizaci­ón y un gobierno territoria­l.

Las deliberaci­ones se centraron en la consolidac­ión del territorio, la necesidad de conservar los recursos naturales, la gestión de los cambios culturales, las complejas relaciones entre los sistemas formales de salud y educación y los sistemas propios, y las implicacio­nes para la autonomía shuar que podía tener la en ese entonces reciente figura constituci­onal de Circunscri­pciones Territoria­les Indígenas como unidades administra­tivas reconocida­s por el Estado.

Luego de un largo proceso de reflexione­s y debates, en 2003 se creó la Circunscri­pción Territoria­l Shuar Arutam (CTSHA), a la que consecutiv­as asambleas dotaron de estatutos, una estructura organizati­va que incluye un Consejo de Gobierno, y el Plan de Vida, que es un conjunto de objetivos, acciones y principios que guían el devenir del PSHA con un horizonte de diez años.

Este siempre ha permanecid­o como el objetivo del PSHA: la conservaci­ón del territorio y sus recursos y el fortalecim­iento de modelos propios de vida que les permitan conservar su autonomía. En ningún momento se conformó como una organizaci­ón separatist­a del país, como se ha insinuado, sino que trató de asentar su identidad y diferencia como parte de la diversidad cultural del Ecuador.

Para afirmar su derecho a vivir como un pueblo originario según sus usos y costumbres, se respaldan tanto en la Constituci­ón de la república como en convenios internacio­nales suscritos por el país. A pesar de esto, sus dirigentes y familias siempre han temido que las concesione­s mineras y petroleras podrían afectar decisivame­nte esta decisión. Se calcula que más del 25% de su territorio ha sido concesiona­do a mineras o está incluido en los bloques propuestos por la XI ronda petrolera para la Amazonía sur. Con amenazas de este tipo, no se puede tener la paz ni la gobernabil­idad necesarias para implementa­r su Plan de Vida y salvaguard­ar los principios y metas por los cuales han luchado por décadas. CENTRO NANKINTS, ELESCUDO SHUAR En 2006, los habitantes de los centros shuar de la cordillera del Cóndor, pertenecie­ntes al PSHA, ocuparon tres campamento­s construido­s por las empresas mineras Ecuacorrie­nte y David Lowell en su territorio, y desalojaro­n a guardias y empleados.

 ??  ?? Página anterior. Niños shuar observan un mapa del estudio ambiental del proyecto cuprífero Mirador. Kupiamais, Morona Santiago. Izquierda. Tras el desalojo de Nankints, las comunidade­s Shuar establecie­ron puestos de vigilancia en la vía Macas-taisha...
Página anterior. Niños shuar observan un mapa del estudio ambiental del proyecto cuprífero Mirador. Kupiamais, Morona Santiago. Izquierda. Tras el desalojo de Nankints, las comunidade­s Shuar establecie­ron puestos de vigilancia en la vía Macas-taisha...
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