IMPACTOS
La minería a gran escala es una catástrofe ambiental. Entre sus principales impactos ambientales están:
Infraestructura y carreteras
Para construir campamentos, puertos, vías, escombreras o piscinas, se requiere deforestar cientos de hectáreas, cuyo impacto puede ser muy grande en zonas frágiles como páramos o bosques tropicales. Las vías abren territorios nuevos a otras actividades y formas de colonización. Existe una correlación directa entre la deforestación tropical y la construcción de carreteras.
Remoción de capa vegetal y de suelo
Una mina a cielo abierto como Cóndor Mirador ocupa alrededor de 650 hectáreas y se necesitará deforestar unas 2 mil hectáreas. Es una mina de muchas que planean construirse en las 400 mil hectáreas concesionadas solo en Zamora Chinchipe. Dados la altísima biodiversidad y endemismo (especies que solo ocurren allí), una intervención de esta magnitud acarrea la certeza de que varias especies de animales y plantas se extinguirán.
Ruido y polvo tóxico
Una mina a cielo abierto puede utilizar nueve toneladas de explosivos al día y decenas de tractores del tamaño de un edificio en operación continua.
Escombros y desechos
Provienen de la capa superficial removida y del material que queda al separar el metal. Con concentraciones metálicas tan bajas, la cantidad de desechos es enorme: más del 99% del material procesado. Al removerlo, se liberan al ambiente sustancias tóxicas como arsénico, asbestos, materiales radiactivos, ácido sulfúrico y metales pesados como plomo, cadmio, antimonio y bario. Mirador producirá 326 millones de toneladas de desechos, el equivalente a cinco Panecillos. Panantza-san Carlos producirá cada día 12 veces más desechos que Quito. Un anillo de oro requiere dinamitar 50 toneladas de rocas. Se aumenta la erosión y la sedimentación en los ríos, se altera el drenaje y el ciclo hídrico y se pierden suelos productivos y recursos paisajísticos. Todos estos problemas se agravan en sitios de alta precipitación, como las estribaciones de los Andes y los páramos donde están los proyectos.
Contaminación química de agua, suelo y aire
Además de los tóxicos liberados en la remoción de tierra, para separar el oro o el cobre se utilizan potentes venenos como mercurio, ácido sulfúrico y cianuro en grandes cantidades. Estos desechos se captan en piscinas de relave, como la que se construye en Nankints (Panantza-san Carlos) de 5 veces el tamaño del lago San Pablo.
Drenaje ácido de mina
Es uno de los efectos más graves y difíciles de controlar en una mina. Cuando la pirita o sulfatos quedan expuestos, reaccionan con el agua y el aire y forman aguas ácidas. Estas disuelven y se llevan consigo los metales pesados que existen en las rocas, contaminando suelos, ríos y aguas subterráneas por cientos de años.
Consumo de agua
Es descomunal. Para producir una onza de oro se necesitan 100 mil litros, lo mismo que utiliza un guayaquileño en casi dos años. Mirador requerirá 60 litros de agua por segundo, lo mismo que una ciudad de 40 mil personas como Otavalo o Santa Elena. La cantidad de agua contaminada es incalculable pero puede implicar sistemas hidrográficos enteros.
Consumo de electricidad
La construcción de la mina; extracción, transporte y trituración de la roca; y separación del metal, son todos procesos intensivos en energía. Mirador requerirá una provisión continua de 28 megavatios, lo que producen dos represas como Hidroabanico. También requiere el tendido de 100 kilómetros de cables. Las necesidades de la minera son en gran medida responsable de la sobrecapacidad instalada de hidroeléctricas en el país, con los costos económicos y ambientales que conlleva.