La frontera norte en guerra
El asesinato de tres periodistas en la frontera norte destapó a la luz pública una realidad que se cocinaba en relativo silencio por décadas. Paúl Rivas, una de las víctimas, venía cubriéndola para El Comercio al menos desde hace trece años. Presentamos aquí una selección de ese trabajo, junto con un homenaje que Sabrina Duque escribió para sus colegas muertos.
El cobarde asesinato de Efraín Segarra, Javier Ortega y Paúl Rivas, de cuatro soldados ecuatorianos –Segundo Mosquera, Jairón Sandoval, Sergio Elaje y Wílmer Álvarez– y el secuestro de Óscar Villacís y Katty Velasco, todo en menos de un mes, ha obligado a la sociedad ecuatoriana a despertar a la crítica realidad que se vive en el norte de Esmeraldas. Que recién esa realidad haya tomado preeminencia en la esfera pública no quiere decir que no haya estado instalada allí desde hace muchos años. Del mismo modo, que la violencia sea más visible en la frontera, no significa que el narcotráfico esté ausente de la vida en todo el país, en su política, en sus cárceles, en sus finanzas…
Paúl Rivas venía reporteando desde la frontera para diario El Comercio al menos desde 2005. Ese trabajo, del cual presentamos un extracto a continuación, nos muestra que los elementos de la situación actual se cocinaban desde hace al menos trece años. Los proyectos más personales de Paúl, enfocados, algunos, en los costos de todas las guerras –su ensayo sobre los familiares de personas desaparecidas le valió el premio Jorge Mantilla Ortega, el más importante del periodismo nacional–, también constituyen una admonición contra los aires militaristas que hoy se insinúan como respuesta. Presentamos estas fotografías –junto al texto de Sabrina Duque, antigua compañera de Paúl en El Comercio y ahora una de las mejores cronistas ecuatorianas– como un homenaje a todas las víctimas de la narcoviolencia.