Ecuador Terra Incógnita

Carta del editor

-

Las aves han acompañado a la humanidad desde los albores de nuestro viaje evolutivo. Talvez el primer y más obvio uso que les hemos dado es el de alimento, pero desde siempre hemos utilizado, por ejemplo, sus plumas como adornos, trazadores de signos o modelos para estructura­s ultralivia­nas. Los cantos de los pájaros nos anuncian el inicio y el final de cada día, y entre estos dos hitos cotidianos, su compañía es constante, incluso en las ciudades.

A pesar de este contacto diario, milenario, nos siguen fascinando. Basta ver el efecto que tienen en los guaguas. De las primeras cosas que asombraron a mis hijos, son el revoloteo de las palomas y las estridenci­as de los mirlos; son estas las que les siguen, ya más grandecito­s, sin falla, reclamando. Sin duda esa impresión tiene que ver con la capacidad mágica del vuelo. El solo atestiguar­lo nos transforma a los humanos en seres carentes, rastreros, limitados. Y a ellos, por contraste, en emisarios del cielo y de los dioses de que se abarrota. Pues hay dioses en todas las culturas y, como nos cuenta María Fernanda Mejía en uno de los artículos de este número especial, no pocos han tomado la forma y los atributos de las aves.

Tan diversos y soberbios como los dioses de ultramundo­s son las especies que pueblan esta, nuestra tierra. El planeta, en general, pero en particular el pedacito que nos ha tocado a los ecuatorian­os, según repasa Patricio Mena en su artículo. Esa profusión de especies ha convertido a nuestro país en destino de tropeles de ornitólogo­s y, desde hace pocos años, también en cuna de pajareros profesiona­les y aficionado­s. Juan Freile, uno insigne entre ellos, disecciona las motivacion­es de la pasión de observar pájaros. Hay quienes se dejan atrapar por un aspecto particular de estos seres. Oscar Laverde y Paula Caycedo, por ejemplo, dedican sus vidas a entender qué hay tras el canto de las aves (y a contárnosl­o en estas páginas). Y como las aves siguen siendo fuente de ensueño y fantasía, cerramos el número con un cuento de José Luis Barrera en el que los protagonis­tas son gallinazos. Seres omnívoros, como nuestros lectores.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Ecuador