Puerto Quito excluido del Chocó
El corredor del Chocó Andino, reconocido por la UNESCO en 2018 como reserva de la biosfera, cubre las parroquias rurales occidentales de Quito, y los cantones Los Bancos y Pedro Vicente Maldonado. Puerto Quito fue excluido. La tala indiscriminada de sus bosques para monocultivos y la construcción descomunal de urbanizaciones, las cuales han contribuido a la contaminación y reducción de caudal de los ríos, la falta de estudios de la vida silvestre en sus diferentes formas, la falta de ordenanzas que exijan regularizaciones, parecen ser los causales para esta exclusión. Todo esto es, además, un crimen que altera el ecosistema del cantón, del país y, obviamente, del planeta. Es triste observar lugares anteriormente hermosos y llenos de vida, como la muy recordada Piedra de Vapor, convertirse en simples parajes desolados, totalmente desprovistos de encanto.
Si tomamos en cuenta la edad de la Tierra, es importante recordar que los microbios, insectos y plantas en todos los ecosistemas son los primeros inquilinos de este planeta azul. Nuestro país tiene el privilegio de estar localizado en el centro del mundo, donde la potencia universal cósmica descarga su energía para que todas las criaturas gocen de una espectacular zona de vida, con múltiples especies de formas caprichosas, como las orquídeas, las cañas de guadúa, diversidad de hojas y tallos, especies endémicas y microorganismos que, por su constitución, solo pueden sobrevivir en este clima húmedo. Por ello, estas zonas están pobladas de especies únicas de mamíferos, insectos, anfibios, reptiles y aves. La magia del bosque húmedo produce oxígeno puro y lo convierten en un templo dedicado a la vida en conjunto, formando una cadena de vida.
El noroccidente de Pichincha es uno de los grandes pulmones del Ecuador, pero hoy en día estamos viviendo la desestabilización de la cadena de vida, ante la incompetencia e inacción de las autoridades, quienes en lugar de velar por estos espacios y protegerlos nos muestran su evidente quemeimportismo. No entendemos
a cambio de qué o por qué se sigue permitiendo la expansión inmobiliaria en Puerto Quito, la tala de los pocos remanentes de bosque que quedan, la expansión indiscriminada de los cultivos de teca, palma africana o palmito, la contaminación de quebradas y ríos con basura y aguas de desecho. ¿Acaso tiene más peso el dinero para unos pocos que el bienestar de la comunidad y el futuro de generaciones venideras? ¿A dónde va nuestro país? ¿Nuestro planeta? Rogamos, en nombre de nuestros hijos, que paren este crimen ambiental. Exigimos la reforestación urgente de la zona.
Jorge Claudio
Colectivo de Rescate Ambiental y Social Muelas humanas
Siempre sospeché que el vegetarianismo o la crudivoría fundamentados en nuestra dieta primitiva tenían poco sustento científico. Si los primates actuales más cercanos a nosotros, como gorilas, bonobos y chimpancés, comen de todo, ¿por qué nosotros tendríamos que haber evolucionado hacia la herbivoría? Incluso pudo suceder que algún día fuimos herbívoros y que comíamos todo crudo, pero nuestra evolución es también cultural, y cuando aprendimos a cocinar, aprendimos también a comer las cosas cocidas. En esta era del esoterismo, no sorprendería que alguien sugiera relacionarnos “afectivamente” como en la era paleolítica o dejar de lado toda expresión cultural que no esté sugerida en nuestros genes más antiguos.
Una información que me hizo falta en el artículo sobre la evolución de la dieta humana ( ETI 116) es sobre las muelas del juicio. ¿Es cierto que son rezagos de la evolución? ¿Para qué les servían a nuestros ancestros? ¿Qué otras especies de homínidos las tenían? ¿Son “menos evolucionados” los humanos que todavía las tienen? ¿Está bien extraérselas? Renato Garzón, Cumbayá