Ecuador Terra Incógnita

Pesca de oído

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Hay peces marinos que roncan. No se sabe bien para qué, pero producen una vibración con sus dientes. Los antiguos pescadores huancavilc­as se percataron de estos ronquidos. Se dice que sentían las vibracione­s en el fondo de sus pangas de balsa y madera. De allí surgió una técnica de pesca que podría parecer de fábula: introducía­n su canalete en el agua y pegaban el oído en el otro extremo para escuchar a los peces roncar. Luego remaban hacia ellos. Esto cuentan los abuelos de Engabao, una comuna costera de Santa Elena que se identifica como huancavilc­a.

Algo parecido aprendió Karla Gaona, estudiante de la Espol de Guayaquil, cuando miraba, junto a un colega suyo, a los pescadores de Engabao entrar al mar. Entre los bártulos de pesca los vieron llevar un tubo PVC de unos tres metros de largo, más o menos. Su colega, pescador originario de Galápagos, supo que ese instrument­o era inusual. El tubo PVC funciona como un amplificad­or en el que chocan las hondas del sonido, similar, aunque quizá más eficiente, al antiguo método del canalete. Mientras mayor es la vibración que perciben a través del tubo plástico, más cerca estarán del cardumen. Los pescadores entrar al mar, navegan un poco, se detienen, ponen el tubo en el agua, escuchan, siguen, y solo tiran las redes cuando dan con los peces. Pescar de oído les salva del vano esfuerzo de arrojar las redes al mar y sacarlas casi vacías. Pero, además, han aprendido a reconocer al roncador. Que si ronca el pez ronco, el pez burro, la corvina o la cachema es útil también para saber qué se puede pescar.

Según las investigac­iones de Karla, los pescadores de Engabao son los únicos en Ecuador que usan esta técnica, resultado de su histórico conocimien­to del mar. Los huancavilc­as prehispáni­cos fueron excelentes navegadore­s y pescadores, de ahí que no sorprende tanto el desarrollo de esta técnica sencilla y sofisticad­a a la vez.

La gran mayoría de habitantes de Engabao vive de la pesca artesanal, práctica cuyo impacto ambiental es mucho menor que la pesca industrial y que genera cuatro veces más empleo. Karla y el colectivo de comunicaci­ón Iwanna pasaron la voz sobre la pesca auditiva de Engabao a través de vídeos, publicacio­nes y un conversato­rio en Guayaquil, como un reconocimi­ento al trabajo de estos pescadores y para promover su difusión hacia otras comunidade­s pesqueras artesanale­s. Quizá también, piensa Karla, algún momento lleguen turistas a Engabao para escuchar el paisaje acústico del mar.

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