Nuestra fauna: Vieja copetona
El buzo puede confundir a los machos más grandes (de hasta setenta centímetros) con sus parientes, los peces loros: movedizos y curiosos, impresionan por su respetable tamaño. Como los loros, ostentan un prominente chibolo entre los ojos. Sus voluminosos, ralos y algo torcidos dientes completan su chistosa apariencia. Forma y color varían mucho con la edad y el sexo: los juveniles pueden ser rojizos o amarillos, mientras que los machos adultos tienden al azul. Individuos solitarios o pequeñas asociaciones deambulan junto a los arrecifes, en busca de los camarones, cangrejos o erizos que prefieren comer. Durante la noche se retiran, a veces en grupo, a grietas o cuevas entre las rocas.
Todas las viejas inician su vida adulta como hembras. Como es común en otros peces, más tarde en su vida se transforman en machos. Los machos defienden territorios reproductivos, donde se aparean con varias hembras, que se irán transformando en machos cuando maduran, en especial si los machos empiezan a escasear.