Carta del editor
Susanita, ojos de poeta; con este dulce nombre se conoce a una llamativa flor que cada vez vemos con mayor frecuencia —¿o será ella la que nos ve, con su mirada seductora y algo desquiciada? Una mañana amanecemos y la hallamos asomándose por sobre la tapia desde el jardín del vecino. Nos sorprende en nuestros paseos, enredada en las barandas del puente que cruzamos para ir al parque. Volteamos la esquina y nos recibe su ojo colgante y sanguinolento que se ha infiltrado por la rendija de una puerta descodalada. Como en las películas que deshilvanan declives psicóticos, basta que nos fijemos en ella una vez para empezar a encontrárnosla en todas partes. No, no estamos locos ni poseídos por una obsesión absurda. Es que esta florcita ornamental que alguna vez sembramos para adornar nuestros espacios verdes se ha desdomesticado. Le gustó el clima, hizo buenas migas con los polinizadores locales, carece de predadores y es de una fertilidad imparable. Como nos hace notar Robert Hofstede —quien, desde ya, deslinda cualquier responsabilidad por un eventual delirio paranoico que pudiera desarrollar el lector—, la plantita se ha convertido en una plaga que tiene que ser atendida (ya hay alguna iniciativa desde la secretaría de Ambiente de Quito) antes de que erosione, más, la diversidad de la flora urbana, rural e inclusive silvestre.
Como la susanita, las cimarronas desafían los límites que les quisieren imponer las circunstancias. Se denominaba cimarronas a las mujeres esclavas que se escapaban de las plantaciones para vivir vidas independientes en los palenques liberados. Johis Alarcón se apropió del que en la Colonia fue un apelativo despectivo, para nombrar así su vibrante trabajo fotográfico sobre las nuevas feminidades afroecuatorianas, emancipadas, diversas, altivas, poderosas.
Cerramos este número con un homenaje a otro transgresor de fronteras que murió en diciembre de 2022: el explorador, fotógrafo y cineasta alemán Erwin Patzelt, quien documentó con pasión nuestro país en el siglo pasado. Alex Schlenker, que lo entrevistó en varias ocaciones en su hogar postrero, en Alemania, y que está en proceso de recuperar su archivo cinematográfico, nos entrega una reseña de su trayectoria y legado.