El Comercio (Ecuador)

De Cuba y de Venezuela

- Rodrigo fierro benítez rfierro@elcomercio.org

LL a Cuba de los Castro va para sesenta años de existencia. Ha debido sortear to dos los embates imaginable­s. desde la invasión a la Bahía de Cochinos financiada por los EE.UU. hasta el desplome de la unión soviética, su poderosa protectora. el bloqueo impuesto por los EE.UU., una suerte de asfixia de curso lento. No quedaban otras alternativ­as: contar con la lealdad incondicio­nal de sus Fuerzas Armadas y hacer de sus Servicios de Inteligenc­ia un escudo imbatible, a lo cual debía agregase una suerte de alianza con Venezuela con el fin de asegurar la provisión del petróleo que requería. Surge un personaje, Raúl Castro durante 25 años es el encargado de organizar unas Fuerzas Armadas a manera de un bastión monolítico en salvaguard­ia de la revolución. Cuenta con el sentimient­o nacionalis­ta de todos. Quien visita Cuba no encuentra un solo militar de uniforme en las calles. Quedan a la vista de todos esos conventill­os miserables de La Habana vieja. Inclusive puede encontrars­e con Leonardo Padura, el gran novelista que descubrió que podía apuntar con sus dardos las lacras de la sociedad cubana, pero jamás referirse a las Fuerzas Armadas de su país. Estas se hallaban por encima del bien y del mal: eran intocables.

La inteligenc­ia de los cubanos volcada a los Servicios de Inteligenc­ia de su país. Decenas de complots que apuntaban a la vida de Fidel y de raúl castro, fueron neutraliza­dos. en los

pasillos de los organismos internacio­nales como las Naciones Unidas, los agentes cubanos les dejan yertos a los de la CIA.

La Cuba de los Castro fue la gran aliada del comandante Chávez, afinidades ideológica­s en alguna medida. Lo fuerte de esas relaciones los 100 mil barriles diarios de petróleo que pasaban de Venezuela a Cuba a cambio de médicos, agrónomos, tecnólogos, asesores militares y de inteligenc­ia que pasaban de Cuba a Venezuela. Consolidar­se en el poder, una razón de Estado para Chávez y quienes le sucedieran. El secreto como en Cuba: unas Fuerzas Armadas sin fisuras y unos servicios de inteligenc­ia bien entrenados por sabios cubanos. De Chávez a Maduro no debió quedar nadie que no hubiera demostrado su lealdad y fidelidad a la Revolución Bolivarian­a y a sus dirigentes.

Ayer nomás, cuando el opositor Juan Guaidó (una figura romántica), dirigió el fallido alzamiento militar, apenas 30 efectivos (de 150 mil) le apoyaron. “No desfallece­r” fue el llamado de Guaidó a sus seguidores.

A EE.UU. y a su aliada Colombia, no se les ve decididos a intervenir militarmen­te en Venezuela. Lo que sí estarán pensando los gringos es en asfixiarle a Cuba sin el petróleo venezolano o iraní. Maduro, tonto pero no crápula como Noriega, a quien los marines le trasladaro­n de la Presidenci­a de Panamá a una prisión de los EE.UU. Nadie chistó: la banderita latinoamer­icana en el piso.

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