África es el gran destino de las inversiones de China
En ninguna otra región del mundo se siente la presencia de la hegemonía de Pekín como en el continente africano
En ningún lugar del mundo, el ascenso de China como potencia global se palpa más que en África, que se destaca como primer socio comercial y acreedor. Pero esa pujanza causa recelos y los más suspicaces denuncian ya un nuevo imperialismo.
Desde El Cairo hasta Ciudad del Cabo, pasando por Lagos o Na ir obi,lapr esencia del gigante asiático en el continente resulta abrumadora: aeropuertos, carreteras, puentes, ferrocarril es, plantas hidroeléctricas, estadios, faraónicos edificios oficiales y-cómo no-teléfonosmóviles llevan a menudo la marca de China.
Quizás la obra más simbólica de la estrecha relación entre África y chinase ala propia sede de la Unión Africana( U A) en Adís Abeba, un suntuoso y moderno complejo de veinte pisos de altura que costó USD 200 millones y fue un “regalo” del Gobierno de Pekín.
Más allá de esa generosidad retórica, China ha convertido el continente en un tablero esencial para exhibir su modelo de liderazgo en la carrera por la hegemonía mundial. Si bien los contactos chino-africanos se remontan a la Ruta de la Seda, la red de rutas comerciales establecida desde el siglo I a.c., el actual despliegue de la potencia asiática germinó hace casi tres décadas.
Fue a comienzos de los años noventa cuando china decidió que sus compañías no solo debían salir al exterior sino “hacer de África una prioridad”, y “apostó a largo plazo” por esa región, según el profesor estadounidense Howard French.
“Nadie miraba a África, no pasaba nada en África en términos de desarrollo. África era vista como un problema por otros países, sin esperanza”, afirmó French, autor de libros sobre las relaciones chino-africanas, en una reciente conferencia en Nairobi.
El Gobierno chino, agregó,
vislumbró entonces que “algo increíble iba a ocurrir en África”en cuanto a“urbanización y despegue demográfico”, en un entorno sin las infraestructuras necesarias para potenciar una economía competitiva.
Desde entonces, China ha desbancado a EE.UU. como primer socio comercial del continente. según cifras oficiales, el volumen del comercio chino-africano se cifró en USD 170 000 millones, en el 2017.
A diferencia de la ayuda al desarrollo en Occidente, atada con frecuencia a condicionantes políticos, China fomenta inversiones y préstamos basadosen la idea del beneficio mutuo sin intromisiones en asuntos internos, una opción muy atractiva para los gobiernos.
Tras años de cooperación enfocada en la explotación de recursos naturales para alimentar su crecimiento económico, China centra hoy su estrategia africana en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (conocida como Nueva Ruta de la Seda).
Se trata de un titánico proyecto de infraestructuras lanzado en el 2013 por el presidente chino, Xi Jinping, que busca tejer una red comercial internacional y conseguir que, mediante el ejercicio del “poder blando”, los países graviten alrededor de sus intereses.
En el marco de ese proyecto, el Xi Jinping anunció en septiembre, en el Foro de Cooperación China-áfrica, (Focac) un fondo de USD 60 000 millones para el desarrollo.
“El océano es vasto porque no rechaza ningún río”, expresó Xi ante casi 50 presidentes africanos, haciendo uso de un proverbio chino para subrayar que su país será la punta de lanza de las economías abiertas que promueven la prosperidad de sus pueblos.
“Los 1 300 millones de habitantes de China y los 1 200 millones de África quieren un futuro compartido”, proclamó, al prometer una colaboración basada en “sinceridad y resultados reales” y aseguró que ningún obstáculo frenará esa “marcha conjunta”.
Xi, que ha visitado cuatro veces África como gobernante desde el 2013, lo dijo en una coyuntura muy propicia para China, dado el actual desapego del presidente de EE.UU., Donald Trump, hacia el continente y la creciente pérdida de influencia de Europa.
Y recibió, claro, el aplauso de los mandatarios africanos. “Con los valores que promueve, su forma de operar y su impacto en los países africanos, Focac refuta la idea de que un nuevo colonialismo está arraigando en África, como nuestros detractores quieren que creamos”, espetó el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa.
¿Es, pues, la Nueva Ruta de la Seda un acicate para el desarrollo de África o también el rostro de un nuevo imperialismo/colonialismo? Las críticas a ese expansionismo parten de argumentos como los que emplea el asesor de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton. “China usa sobornos, acuerdos opacos (sin procesos de licitación abiertos) y el uso estratégico de deuda para hacer a los países de África cautivos de los deseos y demandas de Pekín”, sostiene. Son “prácticas depredadoras”, dice.
El gigante asiático, principal fuente de créditos bilaterales en África, prestó al continente USD 95 500 millones entre 2000 y 2015, según un estudio de la Universidad John Hopkins (EE.UU.).
El empresario nigeriano Benedict Peters, consejero delegado del grupo energético Aiteo, alertó en Fox News la llamada “diplomacia de la deudatrampa”, es decir, cuando los países caen en una obligación de pago tan insoportable, que China ofrece una renegociación de la deuda a cambio de activos estratégicos o un trato preferencial.
El miedo a la “deuda-trampa” se dejó sentir a finales del 2018 en Kenia, cuando se filtró a la prensa un documento oficial que admitía que China podía hacerse con el control del puerto de la ciudad costera de Mombasa, uno de los más importantes de África del Este, si el país africano incurría en suspensióndepagosdeunadeuda.