Las garras correístas
El Ecuador está pasando por días de tribulación y angustia nunca antes vistos. El caos en carreteras y ciudades y la saña para destruir la propiedad pública y privada, que acompañaron a las protestas por las decisiones económicas, estremecieron al país. El odio y la división entre hermanos, practicados durante los diez años del correísmo, mostraron, con abominable virulencia, su más horrenda cara.
Para Correa y sus seguidores, la ley y la moral no cuentan .Buscan reconquistar el poder que perdieron,para asegurar su impunidad y llevar al Ecuador por los caminos que conducen a Venezuela. Sirven ciegamente a una doctrina trasnochada y usan el pretexto de la justicia social para desencadenar sus venganzas.
Todo esto saltó a la vista cuando conocidos políticos criollos y delincuentes extranjeros, infiltrados en las manifestaciones,atacaron pozos petroleros, centrales hidroeléctricas y vertientes naturales de agua y quisieron saquear la Contraloría y la Fiscalía, para quemar las pruebas de la corrupción del anterior gobierno. El terrorismo organizado,que se financia con el dinero robado al Ecuador y la ayuda de Maduro, cometió desmanes e hizo destrozos, escudándose detrás de un campesinado cuyas necesidades y aspiraciones -hay que reconocerlo- nunca han sido adecuadamente atendidas.
Algunos políticos, pensando en las próximas elecciones, condenaron las medidas económicas y las describieron como una trampa para perjudicar a los pobres y favorecer a los ricos. Sus desubicados cálculos, en lugar de ganarles simpatías, recibieron acre censura pública.
La virulencia de las protestas no corresponde al carácter de los indígenas, pero demuestra la gravedad de sus problemas y la urgencia de adoptar soluciones eficaces, de forma inmediata y permanente. Muchas comunidades han sido engañadas por sus líderes, no pocos de ellos han sido útiles para la acción de las siniestras garras del correísmo en la meticulosa preparación del caos.
La eliminación de los subsidios a los combustibles ya ha producido efectos importantes: a) “sincerar la economía” y dar fundamento estable al desarrollo justo y sostenible del Ecuador; b) exponer en toda su gravedad los problemas de la sociedad rural, que deben ser objeto de un diálogo inmediato y eficaz para acordar soluciones; y c) poner en evidencia la influencia nefasta de Correa y sus secuaces que, con el apoyo de Caracas, buscan destruir la vida democrática en el Ecuador para pescar a río revuelto y evitar que la espada de la justicia les condene.
Todos debemos unirnos en defensa del orden constitucional. Todos debemos demandar urgentes medidas en favor de las comunidades rurales. Todos debemos exigir que la justicia castigue severamente la corrupción y los atentados contra la paz y el orden público.