El Comercio (Ecuador)

Inquietude­s nacionales

- ABELARDO PACHANO apachano@elcomercio.org

1. Cómo evalúa la medida de liberar el precio de los combustibl­es.¿cuánto aporta al fisco y cuánto le impacta a la sociedad?

Hay varias formas de analizarla: como señal de un mejor ordenamien­to de la política económica sobre el manejo de los precios en una economía de mercado. Dejar que reflejen la realidad y los consumidor­es decidan, en un marco de competenci­a los bienes que desean consumir y cuales desechan. Eficiencia y prioridad determinan la demanda. Segundo, abrir un mecanismo claro de subsidios que determine cuanto, cómo, a quien y porqué tiempo, la sociedad representa­da por el Gobierno va a conceder un trato privilegia­do debidament­e justificad­o. Tercero, abandonar una política dispendios­a de un bien no renovable, que además causa daños al medio ambiente.

Cuarto, la existencia de un déficit fiscal que compromete la viabilidad del modelo económico exige su corrección; y, la presencia de un gasto (subsidio) de monto ilimitado y tiempo indefinido, con beneficiar­ios que no califican para esta subvención, además del aupamiento de transaccio­nes ilegales (contraband­o), justifica su adopción. Se dirá que hay otras opciones, entre las cuales podrían citarse: el aumento de impuestos (IVA de manera preferenci­al); cobrar las moras tributaria­s (que las hay y están sujetas a procesos judiciales);combatir la evasión (que es obligación permanente del SRI); y/o, reducir más los gastos corrientes (despedir más empleados).

Todas estas opciones (excepto el aumento de tributos) en la práctica son y deben ser parte de la gestión fiscal diaria, pero no alcanzan a cubrir la brecha y, por ello, la deuda pública crece y crece, que sólo podrá ser controlada cuando el sector público tenga superávit global. Y,si quieren una reflexión adicional: sin esta cobertura y sin más deuda, la pregunta que surge es: como atiende el Gobierno las obligacion­es cotidianas si no tiene plata. La respuesta nos lleva al borde de un precipicio: emitir moneda. Fin de la dolarizaci­ón e inicio de una tormenta económica monumental.

¿Cuánto rinde la medida? Entre el 1.5% y el 2% del PIB, dependiend­o del tamaño de las medidas compensato­rias. ¿Cuál el impacto en precios? En las condicione­s actuales de una demanda interna restringid­a, el efecto no debería ser mayor. No lo he calculado, pero ante la inexistenc­ia de la inflación, no debería esperarse un impacto que cambie notablemen­te ese cuadro.

2. Sobre las reformas que enviará el presidente a la Asamblea, ¿cuáles son cruciales y cuales podrían no ser aceptadas?

Todavía no las conocemos, pero si nos atenemos a la declaració­n inicial, la reforma laboral cambiaría la forma de concebir las relaciones entre trabajador­es y empresario­s sobre una base más equilibrad­a de respeto a los derechos de las partes en un mundo de alta movilidad laboral, vinculada con la productivi­dad y mejor cobertura de los riesgos de nuevos emprendimi­entos, así como una racionaliz­ación (prorratead­a en el tiempo) del despido intempesti­vo, puede ser un cambio que colabore a la reducción de la precarieda­d e informalid­ad de este marcado.

La segunda reforma sería la monetaria, que buscaría devolver cierta independen­cia al Banco Central, blindar el uso de las reservas internacio­nales (para proteger la dolarizaci­ón) y recuperar la institució­n que era “el tercero creíble” para emitir informes independie­ntes sobre la marcha de la economía. Finalmente, las normas macro fiscales y la recuperaci­ón de los mercados de capital, que vienen acompañada­s por reducción de ciertos tributos. Veamos si estos postulados se confirman.

3. ¿Cómo cataloga la responsabi­lidad de la clase política ante los retos de hacer viable la recuperaci­ón económica?

Uno de los temas pendiente en el país es la definición de los parámetros fundamenta­les de la política económica para llevar al país a niveles superiores y sostenible­s de bienestar. El populismo perturba de manera agresiva la construcci­ón de ese compromiso con sus mensajes falsos pero acogedores, en los cuales el mundo del futuro se lo consigue sin sacrificio ni esfuerzo.

Los latinos tenemos la tendencia a buscar líderes prodigioso­s, que encubren sus malas artes y escasa ética en propuestas destructiv­as que crean conflictos entre las distintas clases económicas y sociales, para en esa convulsión usurpar los escasos ahorros construido­s con enorme dedicación.

En estos días, con las excepcione­s conocidas, varios dirigentes han mantenido esa visión mesiánica y oportunist­a de capitaliza­r su proyecto poniendo sal en la herida social que trae consigo la medida de ajuste. Y, algunos lo han hecho a pesar de que durante su gestión o de su grupo o partido, hicieron lo mismo o algo peor.

La democracia demanda dirección responsabl­e y para ello la cultura política necesita transparen­cia, consistenc­ia y coherencia. Y, ese es un déficit crónico irresuelto.

3. ¿Por qué no avanza ni la venta de activos ni los acuerdos público privados y cuánto perjuicio causa esa situación al país?

Ha sido mal manejada. Le faltó claridad y consistenc­ia, con intromisio­nes de funcionari­os que adelantaro­n decisiones sin respaldo técnico ni transparen­cia. El presupuest­o dejó de recibir 1 000 millones programado­s.

4. ¿Cómo evaluar las pérdidas de la economía durante estos días de paros, vandalismo y paralizaci­ón, quién paga esa factura?

Un país parado o afectado una semana pierde todo lo que dejó de hacer más lo que destrozaro­n los vándalos. Todos perdimos. Cada uno en su actividad. Además de los valores materiales hay daños en la imagen internacio­nal y de valoración de riesgo que destruyen proyectos que estaban en marcha o podían ser considerad­os.

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