Carta abierta a César Litardo
Señor Presidente de la Asamblea en sus manos está un texto que puede convertirse en una vergüenza histórica. El nombre y reputación de todos los asambleístas está en un hilo, y el orgullo de los ecuatorianos en el borde del despeñadero.
En el Proyecto de ley económica urgente enviado a la Asamblea se incluye un mecanismo descarado y perverso de encubrir masivamente la corrupción ocurrida en el pasado reciente del país. Así de crudo, así de real, así de peligroso.
Se establece que quien tenga capital no declarado en el extranjero puede regularizarlo a cambio de un pago único de 1%, 2%, 4% (dependiendo de cuando se realicen los pagos) o 8% si no se trae el capital al país. Pero en la letra pequeña de la ley, en la Disposición General Segunda se lee ““Tampoco se iniciarán respecto de estos sujetos, procesos de investigación penal por delitos de enriquecimiento privado no justificado, ni por defraudación tributaria, establecidos en los artículos 297 y 298 en sus numerales 6 y 15 del Código Orgánico Integral Penal.”
Es mucho más que una amnistía fiscal (medida perversa por naturaleza puesto que destroza el valor del cumplimiento de los ciudadanos correctos) puesto que esta libera de multas y recargos por la declaración extemporánea, pero nunca limpia de delitos a los aportantes. La responsabilidad penal no puede solventarse mediante un pago. La cárcel no es sólo para quienes no puedan pagar. Tampoco se trata de una medida con objetivo recaudatorio puesto que los porcentajes de los pagos son ínfimos. Peor aún se trata de un mecanismo de apoyo a la economía, puesto que tampoco es necesario traer los capitales.
Conclusión: el objetivo principal es claro, y la crisis la excusa ideal. La corrupción se convierte así en el crimen perfecto; a vista y paciencia del país, que no puede enjuiciarse, ni investigarse, y que se lo puede disfrutar guasamente.
Digamos que la esposa de uno de los encarcelados aparece con 100 millones – tras el pago del 1% – nadie podría ni preguntarle de dónde sacó esos fondos. Si se aprueba esa norma, ¿habría alguna manera de volver a hablar de combate a la impunidad? ¿Cómo se puede hablar de transición, de nuevo régimen, de desapego del correísmo, si se lo termina absolviéndolo de cuajo? ¿Quién podrá volver a acusar de lavado de dinero, si hay una ley que lo sublima y magnifica?
Ahora en la Asamblea existe un proyecto de ley que promete la exculpación de los corruptos. ¿Es eso un permiso abierto para robar? Un funcionario público, ¿por qué no roba ahorita si sabe que en días podrá solucionarlo todo? La Asamblea todavía no comete el agravio. Usted señor Litardo puede trabajar para evitarlo. En todo caso, nosotros los ciudadanos estaremos atentos para plantear la inconstitucionalidad de la ley si la Asamblea nos falla.