El Comercio (Ecuador)

Otra década perdida

- César augusto sosa casosa@elcomercio.com

El crecimient­o económico de un país es muy importante, pero las élites del Ecuador no le dan mayor interés. Este 2019 se cumplirán cinco años de un desempeño económico mediocre, y las proyeccion­es apuntan a que Ecuador temdrá una nueva década perdida, como en los años 80 y 90.

Una tasa de crecimient­o menor al 2% ya es un indicador de estancamie­nto económico, pues significa que el aparato productivo no puede absorber la nueva mano de obra que ingresa al mercado laboral cada año, lo que genera mayor informalid­ad, desempleo, subempleo y pobreza.

Por eso, cuando las autoridade­s anuncian sus proyeccion­es económicas hay que prestarle atención al crecimient­o y al programa económico que está detrás, con el fin de saber si es factible de llevarse a cabo.

A raíz de la crisis económica que empezó en el 2014, cuando el segundo ‘boom’ petrolero llegó a su fin, la economía ecuatorian­a comenzó un proceso de desacelera­ción que incluso tocó terreno negativo, como sucedió en el 2016, que fue el segundo año de contracció­n económica en dolarizaci­ón.

El 2019 puede convertirs­e en el tercer año de decrecimie­nto en dos décadas, una señal que los políticos no están viendo o no quieren ver, como si la indiferenc­ia cambiara en algo la realidad de miles de ecuatorian­os que, al no tener oportunida­des de trabajo en el mercado formal, hacen lo que pueden en la informalid­ad, hasta que el mercado aguante o explote.

El Banco Central anunció que revisará a la baja su proyección de crecimient­o para este año, que apenas estaba en el 0,16%, lo cual es un anuncio de que la nueva cifra estará en algún valor menor a cero. Y lo hará para recoger los efectos de las protestas de octubre pasado, cuando el país perdió, solo en el sector petrolero, USD 137 millones, aunque la dirigencia indígena, que ordenó cerrar los pozos petroleros en el paro nacional, asegura que no se perdió nada porque el petróleo quedó guardado y que eso fue un ahorro para el país. Ese nivel de razonamien­to refleja audacia o ignorancia sobre cómo se calcula el crecimient­o económico.

En todo caso, el desempeño de la economía este año, en el mejor de los casos, será nulo. Y en los próximos años no será muy diferente, según la Proforma del 2020, cuyo trámite en la Asamblea concluye esta semana. Ese documento muestra que la economía del país seguirá estancada, producto de los excesos de la década pasada y de la falta de consensos internos para llevar adelante un programa de reactivaci­ón económica. Hasta el 2022 se proyecta un crecimient­o anual menor al 2%. Y recién en el 2023 se prevé que aumentará al 2,27%.

En los últimos cinco años el desempeño de la economía ha sido mediocre, con un promedio de crecimient­o del 0,60%. Y en el próximo cuatrienio, hasta el 2023, estaría en 1,5%, en promedio. Esto significa que Ecuador cumplirá casi una década con tasas de crecimient­o menores al 2%, como sucedió en los 80 y 90, décadas considerad­as pérdidas para América Latina.

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