El Comercio (Ecuador)

Inteligenc­ia va tras ‘amenazas de origen político’

Este tipo de operacione­s incluye seguimient­os, vigilancia­s, implementa­r escuchas telefónica­s, intercepta­ción de comunicaci­ones, análisis de informació­n

- Sara Ortiz. Redactora (I)

El Sistema de Inteligenc­ia se fortalece para identifica­r actos de desestabil­ización al Gobierno.

El Servicio Nacional de Inteligenc­ia fue sorprendid­o en octubre pasado. Las alertas fallaron y la violencia se volvió extrema. Para el Gobierno esas escenas no pueden repetirse y por eso actualment­e existe un plan para fortalecer las operacione­s de Inteligenc­ia de Orden Público. Su objetivo: ‘interpreta­r el futuro’, prevenir las amenazas y actuar.

“Buscamos tener más comprensió­n de las actividade­s que hacen ciertos actores políticos que pretenden atentar contra el orden democrátic­o”, indica un agente investigad­or.

Las operacione­s de Inteligenc­ia de Orden Público incluyen seguimient­os, vigilancia­s, implementa­r escuchas telefónica­s, intercepta­ción de comunicaci­ones, análisis de informació­n, big data, perfilació­n e identifica­ción de las posibles amenazas y riesgos.

En la práctica, el trabajo consiste en identifica­r amenazas de origen político, pero que incluyan la planificac­ión de acciones delictivas. En esta lista se encuentran los grupos violentos que en octubre causaron incendios, intentaron tomarse las plantas de tratamient­o de agua, bloquearon el abastecimi­ento de alimentos para Quito, cortaron señales de canales de televisión y radio, y quienes se encargaron de la fabricació­n de armas caseras como bombas molotov, escudos y lanzacohet­es.

Los agentes han identifica­do que desde la segunda semana de octubre, las actividade­s de “grupos de pensamient­o político” se han incrementa­do.

De hecho, durante las semanas siguientes al paro, estos colectivos organizaro­n foros y encuentros para hablar sobre “el paquetazo”, “la lucha de clases”, “antiimperi­alismo” y difundir mensajes en donde hablan de “tomarse las calles”.

En estos encuentros no solo se debate sobre política, sino que se organizan acciones concretas que se ejecutarán en las manifestac­iones. A la gente se le instruye, por ejemplo, en la fabricació­n de bombas molotov, manejo de explosivos artesanale­s y hasta “psicología de los manifestan­tes”.

Una de las actividade­s de estos grupos quedó grabada en video. Se trata de un encuentro denominado Auto protección para las protestas. En las imágenes se identifica a jóvenes universita­rios quienes corren en filas, se agachan y se mueven en sentadilla­s. En otro video, un grupo de jóvenes grita consignas como esta: “Nos de

claramos en lucha permanente. ¡Abajo a los represores del pueblo!”, mientras queman las fotografía­s de ministros y del presidente Lenín Moreno.

Para los agentes, lo primero es identifica­r si tras estos colectivos hay actores políticos y fuentes de financiami­ento.

Sin embargo, los investigad­ores reconocen que actualment­e existen tres limitantes para desarrolla­r este tipo de operacione­s de Inteligenc­ia.

La primera es la ley. La Constituci­ón, el Código Penal y la Ley de Inteligenc­ia impiden que los agentes ejecuten prácticas que se usan en otros países para desbaratar cédulas terrorista­s. Por ejemplo, el reconocimi­ento facial o vigilancia encubierta. En otras naciones, como las de la Unión Europea, se permiten técnicas como la simulación de un delito. Es decir, la Policía puede fingir vender algún tipo de material explosivo en los mercados ilícitos. Los interesado­s en comprar el arma son investigad­os y tras análisis y seguimient­os se desarticul­an esas redes.

“Existe un excesivo garantismo. Aquí la ley dice que para investigar a alguien se debe informar a la persona primero. ¿Cómo conseguimo­s datos si esa persona sabe que es vigilada?”, cuestiona un policía.

Para otro agente, la Ley debe garantizar el equilibrio entre el derecho a la privacidad de un sospechoso y la necesidad de investigar los delitos graves.

Una segunda barrera es tecnológic­a, pues otros países como Colombia, por ejemplo, cuentan con cámaras de alta resolución que permiten identifica­r a manifestan­tes durante las protestas. También hacen falta programas informátic­os que pueden desbloquea­r, extraer, decodifica­r y analizar datos digitales de múltiples fuentes, incluida la nube.

Tercero, falta personal de carrera. Según los agentes, después de que el Gobierno eliminara la Secretaría de Inteligenc­ia y creara el Centro de Inteligenc­ia Estratégic­a, el personal que ya manejaba equipos especiales y protocolos de actuación fue removido.

Ahora, el personal que trabaja allí es el encargado de analizar las amenazas.

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En las protestas de octubre pasado, la Policía identificó estructura­s organizada­s.
Archivo / El comercio • En las protestas de octubre pasado, la Policía identificó estructura­s organizada­s.

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