Lo ocurrido en tigua, en Cotopaxi, es un ilegal y absurdo bloqueo a la libre movilidad”.
Editorial de el comercio
Los ecuatorianos tenemos derecho a circular con libertad por todo el territorio nacional sin permiso de nadie. El bloqueo al personal del programa gubernamental Toda una Vida para que haga su trabajo en la comunidad de Tigua, en Cotopaxi, es una acción ilegal y absurda.
Jaime Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), puso reparos a la presencia de los funcionarios del programa, aduciendo que debían tener autorización de los dirigentes de la comunidad.
Jaime Vargas no es autoridad de ninguna entidad gubernamental. Es dirigente de una organización legal pero su jurisdicción no le da derecho ni autoridad para impedir la libre circulación a ningún ecuatoriano.
El presidente Lenin Moreno aseguró que se investigará el episodio y ayer ratificó, como no puede ser de otra manera, que las brigadas seguirán haciendo su trabajo en el campo.
La Conaie, empero, sostuvo en un comunicado que el Gobierno tergiversó lo sucedido pues no se impidió el paso de los brigadistas. Alega que es territorio comunitario y que Vargas actuó como autoridad indígena.
Es inaceptable que las vías sean ocupadas y se impida el paso a cualquier persona. El Estado tiene obligaciones que cumplir; si muchos de los reclamos se han referido a la ausencia de ese Estado, es contradictorio que se impida cuando los funcionarios se disponen a hacerlo.
Pretender que los dirigentes indígenas decidan sobre programas gubernamentales, aprueben el ingreso o interfieran en las acciones de los empleados públicos es algo que desborda el orden institucional.
Conseguir espacio y tener voz para formular inquietudes y programas públicos, gestionar acciones en pro de la calidad y opinar sobre los contenidos son derechos que les asisten, pero no pueden imponer sus criterios o impedir la acción estatal.
A los sucesos de octubre, a la violencia y el secuestro de miembros de la fuerza pública, a la broma de mal gusto de amenazar al Vicepresidente se suma otro episodio delicado y reprochable. No puede ni debe ser.