El Comercio (Ecuador)

El ajuste sin dolor

- Mauricio pozo crespo Columnista invitado

Se podrían desglosar los problemas económicos actuales en tres grandes ámbitos: un sector externo y monetario frágil con aún escuetas reservas internacio­nales, un comercio exterior con un débil equilibrio y una liquidez altamente dependient­e del endeudamie­nto externo público y privado. Un sector fiscal sobredimen­sionado con un gasto público cercano al 40% del Producto Interno Bruto (PIB), cuya secuela es el alto y oneroso endeudamie­nto público con déficit fiscales elevados y permanente­s. Y un sector productivo estancado, con costos de producción excesivame­nte altos y cifras preocupant­es de desempleo y subempleo.

Esta fotografía gruesa de la economía ecuatorian­a y sus principale­s problemas se pudo haber deteriorad­o más, circunstan­cia que no ha ocurrido todavía como consecuenc­ia de cierto freno fiscal aplicado por el Gobierno, esfuerzo que sigue siendo incipiente e insuficien­te aunque la política económica ha sido redirigida en una ruta de mayor responsabi­lidad de manejo. El apoyo internacio­nal ha sido importante aunque ahora es sujeto a una redefinici­ón.

El Acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) fue necesario pero absolutame­nte insuficien­te para recuperar en plazo corto el crecimient­o económico y el empleo. La historia de épocas pasadas se repite, pues aprobamos cierto avance en indicadore­s macroeconó­micos pero las reformas de fondo como la focalizaci­ón adecuada de subsidios, la redefinici­ón del rol del Estado, la solución a tener un Banco Central independie­nte, el alcanzar un gasto fiscal adecuado, el reemplazar deuda cara por barata y una seguridad social sostenible, no encuentran forma de salida.

Al Gobierno le queda apenas un año y medio en funciones, con una gran debilidad y poco apoyo ciudadano, lo que conspira para introducir cambios de fondo a la débil situación económica. El período electoral se acerca, lo que también introduce otro ingredient­e que es la búsqueda de alejamient­o de grupos políticos al régimen, más aún si se trata de decisiones electoralm­ente costosas.

En ese orden de ideas una forma de sobrevivir políticame­nte para el gobierno es flotar, cuya balsa es el endeudamie­nto público de cualquier forma y al costo que correspond­a. Esta “alternativ­a” se considera perjudicia­l y equivocada para el país, pues hipotecará la economía por varios años. Se estaría anestesian­do al país .Lo responsabl­e será que el gobierno “se la juegue”, haga lo que debe hacer, avance lo que más pueda en este tiempo que le queda, así termine con el 1% de popularida­d. Eso es lo responsabl­e. La historia sabrá reconocer los aciertos y juzgará los errores. Es imposible que se satisfaga a todos. Se están olvidando de limpiar los correístas que siguen en la esfera pública boicoteand­o cualquier avance. No hay ajuste sin dolor.

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