Violencia y acoso siguen
cuestionada por un informe de la OEA. Pero, un importante porcentaje de bolivianos y la comunidad internacional aplaudieron esta salida. Tal vez seguimos pensando que cambiar de presidente o constitución es la magna solución. Discrepo. Si bien se necesita una reestructuración institucional y una verdadera fiscalización en varios gobiernos de América, es necesaria una reflexión social, como sociedad. Individualizar la culpa es muy sencillo, proponer planes de acción también; ejecutar los cambios y reconocer la culpa individual que acumula la colectiva es complicado. Es un limitante al cambio. Verónica Guerra Pazmiño
Siempre se ha palpado un tema en las instituciones de educación superior las cuales son una problemática que se está explorando y visibilizando en el Ecuador. Sin embargo, la magnitud de este problema es notoria, pero no se da la importancia necesaria para pararlo. Esto mantiene la idea de que no es un problema prioritario, sino que cada día se ignora de manera más brutal. Han existido víctimas innumerables en los últimos tiempos que no han tenido el valor de hablar o denunciar, según el Ministerio de Educación contabilizó 919 denuncias de violencia sexual en espacios educativos, lo que equivale a un promedio de 102 casos al año. Muchas personas afectadas presumen que la causa radica en que las instituciones de educación superior, en su mayoría, no se hacen cargo de la violencia de género como un fenómeno estructural y la respuesta frente a temas de acoso o abuso sexual en las universidades han sido lentas e insuficientes. Hay muchos que quieren hablar pero pocos lo hacen por miedo a que sus vidas sean atentadas, la mayoría de las víctimas son amenazadas o algunas, intimidadas. La pregunta es: ¿hay una solución a este problema? La intriga continúa y parece que ninguno se interesa en detener este gran ‘deja vu’, ni las autoridades, ni quienes quizás pueden ser vulnerables a recibir un acoso de este tipo. Josselyn García