El Comercio (Ecuador)

Castella, a hombros en la Feria del Señor de los milagros

Morante de la Puebla y Roca Rey se toparon con ejemplares bruscos y deslucidos. Esta semana los dos llegarán a Ecuador.

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Una tarde de expectació­n, con el mejor cartel para la quinta y última corrida de la Feria del Señor de los Milagros, se convirtió el pasado domingo en una decepción que solo se salvó gracias al torero francés Sebastián Castella, que cortó una oreja a cada toro y salió a hombros de Acho.

El ganado fue desigual en su juego, algunos bien presentado­s y con trapío, pero que decepcionó en términos generales y no permitió el lucimiento en una tarde que era de fiesta y sol ideal para una corrida goyesca.

En su primer toro, ‘General’ de 581 kilos y del hierro del Olivar, Castella lanceó a la verónica y el toro salía contrario, acusando desde un inicio querencia en tablas.

Fue picado en lo alto y en el tercio de muleta se refugió en la puerta de chiqueros.

El matador fue por él y, a fuerza de insistir, lo metió en la muleta por el pitón derecho. Logró engarzar algunas tandas de derecha por bajo.

Faena entregada, con mando y ligazón toreando en corto para extraer series compuestas. Extrajo la esencia de nobleza que el toro tenía y todo el mérito fue de él. Estocada entera algo trasera que fue suficiente. Se le concedió una oreja de ley.

En el quinto, ‘Espumoso’, de 536 kilos, Castella destacó con el capote un vistoso quite por chicuelina­s que remató con una revolera.

Su faena de muleta la inició con estatuario­s y el toro acusó nobleza y tuvo recorrido, resultó el mejor de la tarde.

Sonó el pasodoble Nerva y la faena fue a más, con tandas ligadas y muy templadas de derechazos cambiando de mano para rematar con el de pecho.

Según la reseña de la revista Aplausos, Morante de la Puebla y Roca Rey, quienes completaro­n la terna, se toparon con toros bruscos, deslucidos y de nulas opciones. El peruano quiso regalar el sobrero, pero el palco se lo negó.

Abrevió Morante de la Puebla con el primero de la tarde, un toro de corta embestida y justo de raza con el que resultaba imposible el lucimiento. Le duró un suspiro el toro y eso no gustó al público, que abroncó al sevillano.

El cuarto toro fue exageradam­ente descarado de pitones. Morante lo intentó por todos los medios y sobre ambas manos. Le aguantó miradas y tarascadas, pero el animal, descastado y sin raza alguna, se desinfló y no quiso perseguir los engaños.

El tercero de la tarde metió bien la cara en el capote de Roca Rey, que levantó los primeros olés de la tarde. En la segunda tanda de muleta hundió las dos rodillas en tierra y lo toreó con hondura hasta que en uno de los pases tropezó quedando a merced del toro. El propio torero se hizo el quite y salió indemne. A partir de ese momento el toro comenzó a ponerse brusco. Al final de la faena el toro le dio un fuerte pitonazo.

Con el sexto no tuvo ninguna opción. El de La Viña embestía descompues­to, con peligro y quedándose corto. Se fue en blanco.

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Castella inicio su faena, a ‘Espumoso’ con estatuario­s. El toro fue muy noble.
Efe • Castella inicio su faena, a ‘Espumoso’ con estatuario­s. El toro fue muy noble.

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