Las figuras están inspiradas en los diferentes pueblos ancestrales del país
Un nacimiento integrado por María, José y el niño Jesús puede caber en la palma de la mano gracias a la creatividad de artesanos de diferentes provincias del país.
Ese en particular está tallado en tagua, material conocido como marfil vegetal y con el que se realizan otros complementos decorativos para ambientar las diferentes estancias de la vivienda.
Estos nacimientos llegan a Quito desde la provincia de Santa Elena y se destacan por mostrar hasta el mínimo detalle, cuenta Catalina Sosa, presidenta ejecutiva de la Fundación Sinchi Sacha, que promueve el trabajo de alrededor de 200 artesanos.
Varios de ellos, precisamente, se dedican a la fabricación de estos detalles cargados de color para alegrar la Navidad desde hace 15 años.
A diferencia de los pesebres tradicionales, ellos se inspiran en los diferentes pueblos ancestrales del país para recrear el nacimiento del niño Jesús. “Es muy bonito porque recuperamos la vestimenta de cada nacionalidad con sus propias características”. Cada detalle exhibido en las diferentes creaciones es estudiado con anterioridad por cada artesano o asociación, pues en esta labor es importante la calidad.
En la tienda del Museo Etnohistórico de Artesanías del Ecuador se exhiben, por ejemplo, trabajos que representan a los Saraguros o a los pueblos de la provincia de Imbabura.
Para elaborar los nacimientos, además de la tagua, los artesanos también utilizan materiales como abacá, madera sólida en diferentes tonos, mazapán, semillas de tocte, entre otros. Los costos dependen del tamaño, complejidad y materiales. Sin embargo, Catalina
Sosa aclara que se pueden encontrar nacimientos miniatura desde los USD 8.
Los artesanos también elaboran obras más grandes, pero bajo pedido.