El Comercio (Ecuador)

Educación y crecimient­o

- César augusto sosa casosa@elcomercio.com

Desde mediados del año pasado, el futuro de la educación en Finlandia está a cargo de Li Andersson, una joven de 32 años. La Ministra de Educación tiene la tarea de mejorar la reputación mundial que ha ganado este país nórdico, consideran­do que en los últimos años ha cedido posiciones en las pruebas PISA, un examen que la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) realiza cada tres años para evaluar las habilidade­s de los estudiante­s de 15 años en lectura, matemática­s y ciencias.

Actualment­e, según el ranquin 2018, los países asiáticos ocupan los primeros lugares en las pruebas PISA, liderados por China, Singapur, Macao y Hong Kong. También está Estonia, que tiene la mejor educación de todo Occidente. El ‘Top ten’ lo completan Canadá, Irlanda, Corea del Sur y Polonia.

Pudiera decirse que existe un modelo educativo en debate. En Finlandia o Estonia, el aprendizaj­e es por proyectos, con pocas horas lectivas y escasas tareas que llevar a casa, mientras en los países asiáticos las jornadas escolares son largas y hay mucha competenci­a entre sus estudiante­s, ya que la universida­d no es asequible para todos y hay que escoger a los mejores.

El hecho es que ambos modelos ofrecen resultados y cada país pudiera tomar lo que más se ajuste a su realidad para mejorar su sistema educativo. Sin embargo, hay cosas en común que ayudan a apuntalar la educación, empezando por la inversión, la valoración de los profesores y la capacidad para innovar frecuentem­ente.

Los países que lideran los ránquines en educación no solo han privilegia­do la inversión en esta área, también la han convertido en el principal objetivo de Estado, con un seguimient­o de la población, que valora el trabajo de los profesores y le dedica tiempo a la formación de sus hijos. En esos países, la educación, la ciencia y la innovación ya son un objetivo nacional, al punto que la selección de los profesores y de los mejores estudiante­s genera tanto interés como la elección de jugadores para conformar la selección nacional de fútbol en cualquier país latinoamer­icano.

Los países nórdicos y asiáticos llevan décadas invirtiend­o más en educación, porque saben que el futuro del trabajo dependerá del conocimien­to, de la innovación y de la capacidad para adaptarse a un mundo cambiante. Además, el crecimient­o económico, la competitiv­idad y la reducción de las desigualda­des dependen ahora más que nunca del conocimien­to.

El mexicano Juan Enríquez suele poner como ejemplo a Whatsapp, que empezó con la selección de 55 personas y ahora es una compañía que genera un valor equivalent­e a lo que producen las economías de 15 países de Centroamér­ica y El Caribe. Es decir, en la actualidad se pueden construir grandes economías con pocas mentes brillantes. El conocimien­to domina la economía hoy y cualquier plan de desarrollo debiera tener a la educación como prioridad.

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