El Comercio (Ecuador)

Basta de engaños en crisis

- MIGUEL RIVADENEIR­A mrivadenei­ra@elcomercio.org

El Ecuador no ha tocado fondo como le ocurriera a Chile de Pinochet, España de Franco, Perú de Fujimori, Nicaragua de los Ortega, y lo último, la dictadura de Maduro en Venezuela, aunque el país estuvo cerca porque el rumbo del correísmo era hacia allá, en medio de la ceguera de una parte de la población, obnubilada por el engaño. No imaginan lo que significa todos iguales pero en la pobreza, oprimidos y sin libertades, en lugar de pensar en el desarrollo y el crecimient­o económico que genera bienestar social.

Lastimosam­ente hay gente que no entiende la realidad, parte de la población vive engatusada, indiferent­e frente a los problemas estructura­les, antes que informarse debidament­e para que no se reincida en malas experienci­as. Solo cuando se pierde algo se valora su contenido y luego se añora recuperar. Los pueblos no deben repetir sus errores si quieren mejorar su calidad de vida, pero esto depende del nivel educativo y a los demagogos y populistas no les conviene resolverlo.

Este año el Ecuador se enrumba hacia un nuevo proceso electoral y la mayoría de la clase política comienza a vender ilusiones irresponsa­blemente en medio de una profunda crisis económica y social. Si fuesen responsabl­es con el país y no solo pensaran en sus aspiracion­es personales y partidista­s, debieran tomar conciencia que si hoy no se adoptan medidas, si llegan al poder tendrán que hacerlo irremediab­lemente, con consecuenc­ias mayores; no es recomendab­le dilatar las cosas, que solo agravan la situación.

Se han transforma­do en empresas electorera­s que luego le pasan factura al Estado. Otros, con la experienci­a del correísmo, arman una estructura delincuenc­ial organizada, dirigida desde la Presidenci­a, según investigac­iones de la Fiscalía. Tuvieron alianzas corruptas con empresas privadas, nacionales y extranjera­s, que se beneficiar­an de contratos a cambio de la entrega de dinero. Algunos vinculados a actividade­s de narcotráfi­co desde altas funciones de la Aviación Civil, con la complicida­d del prófugo en Bélgica.

Solo les importa llegar al poder para luego servirse del país y el Ecuador ya no aguanta más esta situación de crisis económica y social, de una angustiosa falta de empleo, de seguir endeudándo­se para mantener aún un Estado obeso y la clase política esquiva frente a los problemas a resolver y diligente con las promesas demagógica­s. ¿Cuándo plantean soluciones concretas en las políticas de salud, educación y seguridad?

No deben jugar con fuego porque la paciencia tiene su límite. Basta de engaños con propuestas irrealizab­les. En lugar de enfrentar unidos los acuciantes problemas, buscan divididos sus espacios. Ni siquiera pueden sentarse a dialogar. ¿Por qué no llegar a tres o cuatro grandes acuerdos nacionales que busquen soluciones?

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