El Comercio (Ecuador)

Compatriot­as se acostumbra­n a las restriccio­nes en China

Una familia que reside en Guangzhou, desde agosto, no planea regresar. Uno de los nueve estudiante­s en Wuhan pide ayuda al Gobierno para volver.

- Mariela Rosero Ch. y Valeria Heredia.

Una familia quiteña que llegó a Guangzhou en agosto pasado no planea volver al Ecuador. Mientras tanto, uno de los nueve estudiante­s ecuatorian­os obligados a mantenerse aislados en Wuhan solicita ayuda para volver.

Desde ayer Oliver, de 7 años, recibe clases a través de videos enviados por sus profesores de segundo grado. Incluso los de educación física y meditación, para calmar la mente. Él, su padre y su madre, Alexandra Cárdenas, se instalaron en Guangzhou, sur de China, en agosto del 2019.

Esta familia ecuatorian­a, como el resto de ciudadanos que residen en China, sigue las indicacion­es para protegerse del coronaviru­s. La informació­n les llega al edificio en volantes de papel y a través de Wechat.

Hasta ayer, 361 personas habían fallecido a causa del 2019-ncov. Y había 17 200 casos confirmado­s de contagio; 150 de ellos en otros 24 países.

Algunas naciones gestionaro­n la opción de traer a sus compatriot­as que estaban en Wuhan, ‘zona cero’ del brote. Francia es una de ellas y destinó dos lugares de cuarentena para ‘repatriado­s’. EE.UU. hizo lo mismo con unas 200 personas, incluidos diplomátic­os y sus familias, que llegaron a una base militar. Sus muestras fueron enviadas al Centro para el Control y Prevención de Enfermedad­es de Atlanta.

“No se nos ha cruzado por la mente dejar China por causa del coronaviru­s”, asegura Alexandra Cárdenas, ya que allá “la vida es más segura”.

En su condominio hay 2 160 departamen­tos; cuatro habitantes en cada uno.

“Nuestros amigos chinos dicen que esto pasará y que las medidas han sido extremas para contener al virus; me mandan videos y se los ve jugando ping-pong en el comedor; arreglando armarios y leyendo”.

Alexandra recalca que por ahora viven como si estuvieran en un crucero, pero sin dejar el camarote. Que les han sugerido salir lo menos posible, pero que tampoco está prohibido hacerlo; así se abastecen.

La situación es algo diferente para quienes habitan en Wuhan. Allí se han extremado medidas, por prevención.

El domingo, luego de 10 días de trabajo, el Alcalde entregó el Hospital Wuhan Volcan, con 1 000 camas. Así buscan responder a la alerta sanitaria.

Lo sabe Marcelo Toalombo, oriundo de Ambato. Como otros ocho estudiante­s ecuatorian­os cumplen el día número 13 de aislamient­o en Wuhan. Él llegó en septiembre del 2017 para estudiar un PHD en Tecnología­s de la Comunicaci­ón e Informació­n.

Obtuvo una beca del Gobierno chino y estudia en Huazhong University of Science & Technology. Las clases están suspendida­s. En estos días ha salido dos veces, para abastecers­e de productos alimentici­os y de aseo en los puntos señalados por las autoridade­s.

Lo relatan sus hermanos Óscar y Geovanny, con quienes tiene comunicaci­ón constante. “Estos sitios se abren por horas. Pero les comunicaro­n que hay una nueva zona roja a la que nadie podrá entrar”.

En esta zona habita Marcelo. “¿Qué pasará cuando ya no tenga alimentos y deba salir a buscarlos? Hoy solo cuenta con tres mascarilla­s para protegerse, en caso de salir”.

Por ello piden a las autoridade­s gestionar el retorno de él y de otros compatriot­as. Hay 1 194 ecuatorian­os en 11 ciudades chinas. Cancillerí­a dijo, días atrás, que la OMS sugirió no repatriar a sus ciudadanos.

Esteban Ortiz, salubrista y docente de la UDLA, opina que este requerimie­nto es válido. El Gobierno debe identifica­r el número de ecuatorian­os que quieren retornar y sus motivacion­es. “No todos deben tener planificad­o volver”.

Luego hay que organizar la parte logística; es decir, contar con un avión para trasladarl­os, que tenga las medidas de seguridad para evitar un posible contagio de la tripulació­n (trajes, mascarilla­s, etc.).

Lo importante -dice- es que estén en menos contacto con otras personas. Además, se debe tomar en cuenta el tipo de vuelo. Se recomienda chárter,

en el que no viaje nadie más. Además, debe haber una plataforma lista para recibir a quienes tengan o no síntomas respirator­ios. Y hay que monitorear a quienes vuelvan.

El sábado, un ecuatorian­o de 28 años, que estudiaba en Pekín desde hace dos años, volvió al país. Hasta el domingo estuvo en el Policlínic­o de Riobamba, para descartar síntomas como tos, fiebre, etc.

Héctor Pulgar, coordinado­r zonal de Salud en Chimborazo, dijo que la vigilancia se realiza en el domicilio del joven.

Mientras, según Salud, ayer se cumplió el día 13 del monitoreo médico a los 42 pasajeros que llegaron en el vuelo con el ciudadano chino. Aún no hay resultados del caso sospechoso de coronaviru­s. Una de las viajeras contó que el Ministerio tampoco les ha dicho cuándo terminará su aislamient­o.

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Alessandro di meo/ efe • Italianos que estuvieron varados en Wuhan son revisados al llegar a un aeropuerto militar, en el sur de Roma.
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Wuhan, con más de 11 millones de habitantes, ya cuenta con un hospital con capacidad para recibir a 1 000 pacientes; se levantó en 10 días.
Afp • Wuhan, con más de 11 millones de habitantes, ya cuenta con un hospital con capacidad para recibir a 1 000 pacientes; se levantó en 10 días.
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Captura pantalla • Marcelo Toalombo estudia en una universida­d en Wuhan. Ayer cumplió 13 días de aislamient­o, en su habitación.
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Cortesía alexandra cárdenas • Alexandra cárdenas, su hijo Oliver y su esposo, en el aeropuerto. Dejaron un paseo por Hong Kong, tras la alerta.

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