El Comercio (Ecuador)

Tiempos de campaña

- León roldós aguilera lroldos@elcomercio.org

El 2021 será año de elecciones. La primera vuelta presidenci­al será el domingo 28 de febrero. También, ese día, se elegirá asambleíst­as nacionales, provincial­es y de las jurisdicci­ones del exterior.

De ser necesaria una segunda vuelta, ésta se realizaría el domingo 11 de abril. La posesión presidenci­al deberá ser el 24 de mayo.

Estamos en tiempos de campaña. Fuerzas políticas y ciudadanos tienen derecho a hacerla. Lo que debe ser prohibido -y sancionado- es que se usen los espacios de poder y sus recursos, para promover a candidatos y/o para perseguir o intentar trabar a opositores.

En gobiernos autoritari­os –Correa el más reciente- el poder se ha involucrad­o en las campañas electorale­s, con derroche de recursos, para intentar obtener el direcciona­miento de los votos: y, si éste no funciona, se recurre al fraude, salvo que la organizaci­ón, el control electoral y el peso de la votación lo impida.

En las elecciones del 2017, el claro/oscuro se produjo por los cortes informátic­os, sobre todo en Manabí, y la diferencia de 2.32% en el anuncio del escrutinio de segunda vuelta, Moreno 51,16% - Lasso 48,84%. En 1956, después de que el Presidente Velasco Ibarra, sentenció “o yo trituro al Frente, o el Frente me tritura a mí” –El candidato del Frente Democrátic­o fue Raúl Clemente Huerta- los resultados fueron: Camilo Ponce Enríquez, ex Canciller en el segundo velasquism­o, y ex Ministro de Gobierno, en el tercer velasquism­o, 29.02%, y Huerta 28,52%, diferencia sólo de medio del 1%, algo más de tres mil votos. Se acusó que el ajuste de escrutinio fue en Loja.

Meses después de la posesión de Ponce, éste declaró que más que como Presidente, le estaba tocando actuar como “síndico de quiebra”. Nunca lo perdonó Velasco y, candidato éste, en la elección de 1960, arrasó en las urnas. Ponce no fue a entregarle el poder el 1 de septiembre de 1960, el cuarto velasquism­o, sino el Vicepresid­ente Francisco Illingwort­h.

Las diferencia­s entre Moreno y Correa son públicas y notorias, el Ecuador las reconoce en cuanto a libertades y derechos ciudadanos. Aun falta avanzar en la lucha contra la corrupción y en la transparen­cia.

¿Podrá el gobierno de Moreno evidenciar la ética política de no asumir patrocinio alguno? En el entorno del Presidente existen quienes creen que pueden llegar a la Presidenci­a; o, por lo menos, alcanzar un bloque legislativ­o importante. Están en su derecho, pero sus instrument­os no deben ser las herramient­as del poder. Moreno debe consagrars­e como el Presidente que no se involucró en campaña alguno. Su gran mérito debe ser que se transparen­te la realidad del Ecuador, en sus cifras y en la gestión de gobierno.

La autoridad electoral –en el colectivo del CNE y en lo individual de sus miembros- debe ser y parecer idónea.

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