Las relaciones entre Ecuador y Estados Unidos se refrescan
José Valencia, el canciller de la República, ha saludado cordialmente en la sala VIP del aeropuerto de Tababela de Quito, el pasado martes en la madrugada. Con su carácter amable, propio de un diplomático, ordena una bebida. Michael J. Fitzpatrick, el embajador de Estados Unidos en Ecuador, saluda efusivamente a Valencia. Le da una palmada y se da cuenta de que el abrigo gris del canciller tiene algo. Se acerca y se lo retira. Al parecer es el pelaje de un gato o de un perro.
“Tranquilo, mejor así”, dice el Embajador mientras hace un ademán de retirar más pelusas.
Valencia, con su tono jovial, pero totalmente diplomático, sonríe. “Gracias”, le contesta y empiezan a hablar de las negociaciones que se vienen. Hablan de papeles que aún no se han firmado. Todo es cordial. Se nota otro tono en las relaciones entre Ecuador y EE.UU. De ahí que la visita oficial a Washington se haya armado en pocas horas. Es la primera en 17 años.
Por primera en vez en mucho tiempo la bandera ecuatoriana en la capital estadounidense, desde este miércoles 12, el hotel Saint Regis de
Washington, donde está hospedado el presidente, Lenín Moreno, tiene izada el estandarte de Ecuador.
Los equipos de seguridad estadounidenses son muy cuidadosos y hubo seguridad en varios puntos estratégicos en esta ciudad en la que arrecia el frío del invierno boreal.
El Canciller ecuatoriano no está hospedado en ningún hotel. Está alojado en la casa de un amigo suyo, en Virginia, una localidad cercana a Washington.
Bajo esa misma perspectiva, varios ministros han viajado en vuelos comerciales.
Otra primera vez ocurrió en el cementerio militar de
Arlington, donde están enterrados los héroes de guerra de este país. Una ceremonia en la que hubo 21 cañonazos y una ofrenda floral del presidente Moreno, en la que un militar colocó el aro con flores y un listón tricolor ecuatoriano en conjunto con el Mandatario de Ecuador.
Ya en la Casa Blanca, en la cita oficial, ocurrió un detalle inesperado. No estaba contemplada una declaración conjunta. Pero el caso de Roger Stone, un asesor presidencial que acaba de recibir una acusación más benévola tras el escándalo de la supuesta injerencia de Rusia en las pasadas elecciones, hizo que Trump diera paso a preguntas de la prensa en el despacho oval.
Habló del caso Stone, y cuando le preguntaron del te
ma económico, felicitó a Moreno por su desempeño, y sobre el tema de seguridad dijo que “habrá algo que hacer”.
Mientras tanto, las primeras damas esperaron pacientemente para retirarse y tomar su té. Afuera, tras la conferencia, los periodistas locales que cubren la Casa Blanca decían: “wow, 17 minutos de preguntas. Este presidente de Ecuador tiene influencia”.