Desde la Colonia, el geranio es un emblema de la capital
Hoy se celebrará el día del amor a Quito, con flores típicas del casco colonial
Hoy se distribuirán 4 800 plantas de geranios en el Centro Histórico. Así se recordará que el 14 de febrero de 1 556 la entonces villa pasó a ser la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de San Francisco de Quito, por orden del rey de España, Carlos V. La colorida especie, originaria de África, se conserva en los balcones de casas, hoteles y restaurantes del casco colonial. Hoy, a las 10:00, habrá un desfile.
Nacieron en la lejana África del sur, llegaron a España y, tras la Conquista, se instalaron en Quito. Desde el 2013, cada 14 de febrero, se las reparte en el Centro Histórico como una muestra de amor a la capital.
Se trata del geranio, una planta colorida con ramilletes de flores de cinco pétalos simétricos. Andrés Chaguaro, gerente de la Heladería San Agustín, cuenta que los geranios naranja, durazno, rojos, blancos y jaspeados no son inquilinos recientes en la casa de la Guayaquil y Mejía y que no llegaron solo para ser un adorno.
Chaguaro explica que el aroma intenso de la planta tiene efecto repelente. Los españoles la trajeron para ubicarla en balcones y así evitar que los moscos que abundaban por la falta de alcantarillado entraran a dormitorios, salas y cocinas.
En patios como los de la heladería abierta hace 162 años, se sembraban palmeras para que los fastidiosos insectos se entretuvieran entre las ramas y no molestaran a la gente.
Estas flores se convirtieron en uno de los símbolos del mestizaje, pues sin dificultad se adaptaron al cambiante clima de Quito. Se pueden apreciar no solo en el Centro Histórico sino también en las casas de los quiteños que adornan sus patios con estas flores.
Roberto Morales, ingeniero agropecuario especialista en plantas ornamentales, explica que el geranio es una planta que “no se estresa” por falta de riego. Solo necesita agua dos veces por semana y crece bien en suelos aireados (no compactos). El rojo, dice, es el que más se identifica con Quito y se reproduce con patitas o esquejes. Agrega que hay quienes le dan un uso medicinal, al colocar una hoja en la ternilla de una persona con sangrado. Así se detiene la hemorragia.
“¿Si sabe la historia de don
Marquito Chiriboga Villaquirán (fallecido)?”, pregunta Miguel Mafla, quien junto a su esposa Martha Paredes vive y trabaja en La Casa de los Geranios (La Ronda). Para él, Chiriboga fue uno de los quiteños que más amaron esta planta al punto de pedir, en el 2008, que se le otorgara el título de Quito, la Ciudad de los Geranios. El 4 de marzo del 2013, el Concejo aprobó esta designación.
Chiriboga, periodista enamorado de su Quito, regalaba geranios a la gente, pero pocos las cuidaban como esta pareja, que tras años de rentar parte de la casa, la compró.
Desde hace 15 años, allí funciona un restaurante cuyo atractivo, además de la deliciosa gastronomía, son estas flores. Al inicio tenían cinco macetas y ahora suman 110, varias de ellas de dos metros de altura. “Son mis niñas”, dice Paredes, mientras saca ramilletes y hojas secas de una de ellas.
La poda, la remoción de tierra y el riego son suficiente para cuidarlas, dice Morales. Y cuenta que la única de sus 422 especies “celosa” es el geranio novio (blanco), porque si le sacan una patita, crece una nueva planta, pero muere la original.
En la Plaza Chica, Luis Calderón vende a diario plantas variadas desde hace tres años, de 08:00 a 18:00. Por ser un símbolo de Quito, los geranios tienen alta demanda, especialmente el novio, el rey y el hiedra, cada una a USD 2.
Hoy, según Ana Lucía Andino, directora de Investigación y Diseño del Instituto Metropolitano de Patrimonio, se distribuirán 4 800 plantas en todo el centro. Así se recordará que el 14 de febrero de 1556, la entonces villa pasó a ser la Muy Noble y Leal Ciudad de San Francisco de Quito, por orden del rey de España, Carlos V.
La conmemoración de esta fecha, dice Andino, es una oportunidad anual para promover el amor a Quito, adornarla con geranios e incentivar el cuidado de estas plantas.