El Comercio (Ecuador)

Traiciones a la paz

- Andrés Vallejo Columnista invitado

El título correspond­e a un artículo de Juan Gabriel Vásquez en el New York Times. Censura el regreso a la insurgenci­a de Márquez y otros negociador­es de la paz en Colombia, que acusan de incumplimi­ento al gobierno. Los califica de extorsiona­dores al anunciar que no “atacarán a policías y soldados, ya que su objetivo, en esta nueva guerra, será la oligarquía” y que no practicarí­an “retencione­s con fines económicos”, sino que “dialogaría­n con gentes pudientes del país para buscar por esa vía su contribuci­ón”, siendo cierto que el gobierno ha incumplido los acuerdos al objetarlos y ralentizar­los, lo que puede servir para su fracaso y para el alejamient­o de sus compromiso­s de quienes los están cumpliendo.

El antecedent­e de que dirigentes de otros grupos incorporad­os fueron asesinados uno a uno, por “fuerzas oscuras”, que así llamaron a los paramilita­res, amparados o consentido­s por el ejército colombiano, que mataron en los años 80 y 90 a los integrante­s de Unión Patriótica que dejaron las armas, crea desconfian­za, a lo que se suman los incumplimi­entos del gobierno colombiano y los asesinatos desde que se firmó el Acuerdo de Paz hace tres años. Apenas un 30% ha sido implementa­do en un 50% –la dejación de las armas, la transición de la guerrilla a la vida política y la implementa­ción de los sistemas de verificaci­ón al avance del Acuerdo, y un 30% ni siquiera tiene un comienzo. Entre esos, la sustitució­n de cultivos, indispensa­ble para que la población incorporad­a deje su dependenci­a de la coca. El gobierno quiere la erradicaci­ón forzada, con glifosato, lo que anula la sustitució­n de cultivos. De los 12958 reincorpor­ados, solo 1244, el 9,6%, participan en algún proyecto productivo, por la falta del gobierno en poner en marcha los proyectos.

Más de 750 líderes sociales han sido asesinados. Mientras en 2013 fueron victimados 78 guerriller­os, en 2018, mataron a 173 ex guerriller­os, en pleno proceso de incorporac­ión a la vida civil. La violencia paramilita­r contra los excombatie­ntes de las FARC, no controlada por el gobierno, ocasiona que abandonen las zonas de reincorpor­ación y busquen otros sitios, en un ambiente de precarieda­d.

Los falsos positivos -asesinatos de niños para hacerlos pasar como bajas guerriller­asque se calculan en más de 2300 durante el gobierno del expresiden­te Uribe, han vuelto a estar presentes, según el New York Times, “para mejorar los registros de la lucha militar”, crueldad y cinismo escalofria­ntes.

Son tan ciertas las palabras del expresiden­te Juan Manuel Santos al cumplirse tres años de la suscripció­n de los Acuerdos de Pazque son por la paz y la vida-, en riesgo por acciones de unos pocos ex guerriller­os –que tienen el rechazo generaliza­do- y por incumplimi­ento y acciones del presidente Duque: “Una paz imperfecta siempre será mejor que una guerra perfecta”.

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