La región busca activarse, pero los casos suben
Jair Bolsonaro encendió una nueva polémica con ‘mensaje’ a los familiares de las víctimas
Santiago de Chile deberá seguir en cuarentena estricta una semana más, tras el crecimiento del número de casos y muertes. En Buenos Aires las cifras aumentan, pero para la próxima semana se planifica alivianar un poco más las restricciones. También en Caracas comenzaron a operar ciertos sectores. Y en Brasil, Bolsonaro produjo polémica al hablar sobre el aumento de decesos.
La situación es muy preocupante en América Latina, donde se registran más de 1,1 millones de contagios y unos 55 000 muertos por el covid-19. Antes de tomar decisiones, las ciudades planifican y avanzan en sus aperturas con la mirada puesta en los números de contagios y fallecidos.
Buenos Aires es una muestra de ello. Se está discutiendo una mayor apertura para la semana que viene, pero hay un récord de contagios: 505 entre lunes y martes (hasta el cierre de esta edición no ofrecían las cifras de ayer). En total, en el país hay 18 319 contagiados, 10 000 de los cuales están en la capital.
Además, el alcalde Horacio Rodríguez Larreta decidió discriminar entre dos tipos de contagiados: los “residentes” y los “no residentes”. Entre los primeros están los que viven en la Ciudad de Buenos Aires; en los segundos, los del Gran Buenos Aires, que van todos los días a la capital y que suman el 48% de la fuerza laboral.
Se trata de una señal más de tensión entre el alcalde Rodríguez Larreta, un macrista duro, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, un kirchnerista duro.
Algunas provincias, sobre todo en las que hay pocos casos, las restricciones son menores, pero en la capital del país y el cinturón urbano que lo rodea, solamente se ha permitido el regreso a la producción de ciertas industrias.
La cuarentena en Buenos Aires es flexible. No se permiten ciertos trabajos -de oficina o profesionales- ni usar el transporte público, salvo que sea una persona considerada “esencial”. Sin embargo, algunos locales comerciales están abiertos y la gente sale a comprar.
Lo que sí ha habido en Buenos Aires son manifestaciones. El sábado, contra la cuarentena; el martes, por el asesinato en EE.UU. de George Floyd, y ayer, por el aborto.
En Chile, mientras tanto, los casos aumentan sin freno. Ayer se cumplieron tres meses desde el primer contagio y el Gobierno presentó la nueva metodología para contabilizar contagios y fallecimientos. Ayer anunció un nuevo récord de decesos en un día: 87. Tuvo, además, 4 942 contagios, para un total de 113 628 infectados y 1 275 fallecidos.
Las autoridades explicaron que comenzaron a contabilizar también a aquellas víctimas con un examen de PCR (hisopado) pendiente de resultado, dijo el ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien agregó que el listado puede corregirse también a la baja, una vez que se conozca el resultado final de la prueba.
El Gobierno chileno tuvo un sistema de cuarentena selectiva. No se la impuso en todo el país, ni siquiera en toda la capital, la más afectada. Es más, había barrios de Santiago en los que algunas cuadras debían cumplirla y otras no.
El 23 de abril, el presidente Sebastián Piñera anunció que se planificaba ya “la nueva normalidad”. Pero no duró más de tres días: los casos aumentaron el 40% en 24 horas y la retórica gubernamental cambió a “la batalla de Santiago”.
Ayer, Mañalich anunció que toda la capital y la Región Metropolitana deberán seguir en cuarentena una semana más.
Bolsonaro y la muerte
Nuevamente el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, caldeó los ánimos. Cuando los periodistas le preguntaron si tenía algo para decir a los familiares de las más de 31 199 víctimas del covid-19, solo atinó a expresar: “Yo lamento todos los muertos, pero es el destino de todo el mundo”, dijo.
En los próximos días, Brasil podría superar a Italia en número de muertes. Es el país más castigado en la región, con unos 555 000 casos; y registra una nueva marca de decesos: 1 262 en 24 horas.
La producción industrial brasileña se desplomó un 18,8% en abril, a causa de la crisis. Y ante este desastre, el estado de São Paulo reanudó actividades de ventas en centros comerciales. Y Río de Janeiro permitió ir a lugares de culto y practicar deportes acuáticos.
Otro país que intenta probar el desconfinamiento es Venezuela, con 1 819 casos y 18 muertes. Los bancos y los negocios privados abrieron sus puertas.
El coronavirus logró, sin embargo, algo insólito: un acuerdo entre el líder opositor, Juan Guaidó,yelgobier no de Nicolás Maduro, para trabajar coordinadamente en la búsqueda de recursos contra la pandemia.