Las empresas y locales se reactivaron parcialmente
Firmas dedicadas a la elaboración de textiles y cosméticos ajustaron sus jornadas, entre trabajo presencial y a distancia
El retorno al trabajo presencial, y con ello la apertura de los establecimientos comerciales, se desarrolló sin inconvenientes en algunas empresas de Quito.
La afluencia de clientes fue escasa en tiendas de ropa y de artículos de oficina, mientras que a los restaurantes llegó más gente de la esperada, comentaron empresarios consultados por este Diario.
Para el ingreso del personal, las compañías se organizaron de distintas formas. Algunas ofrecieron transporte institucional a sus empleados. Otras, con varias sucursales, hicieron que los trabajadores vayan al local más cercano a su casa.
Además, por cuenta propia, varios obreros se desplazaron a pie, en bicicleta, en moto o en su auto particular. Las jornadas laborales empezaron entre las 08:00 y 10:00, ya que se aplicaron ingresos escalonados.
Con el cambio a semáforo amarillo los negocios tienen permitido operar con el 50% de empleados y el 30% de aforo en tiendas abiertas al público.
Según la Secretaría de Desarrollo Productivo, en la capital podrían reincorporarse al trabajo presencial unos 400 000 empleados. Las autoridades recomiendan convocar solo al personal que sea necesario.
Si bien la jornada laboral puede desarrollarse durante ocho horas diarias, la firma textil Hilacril decidió que los trabajadores administrativos asistan durante cuatro horas y los de producción, seis horas.
Esto responde a la baja demanda, dice Charles Dávila, gerente de Hilacril. La firma se mantuvo parcialmente operativa desde el inicio del confinamiento, pues exporta a EE.UU.
La transición al semáforo amarillo en la capital permitió que desde ayer la empresa abra 10 tiendas de su marca D Bond, y con ello 14 trabajadores retornaron a sus puestos.
Dávila destacó el compromiso de los empleados para cumplir los protocolos de bioseguridad, lo que ha evitado riesgos de contagio en las oficinas y planta de producción, y ahora también en los locales.
Algunos locales de la firma están en centros comerciales, que ayer también volvieron a abrir, con estrictos parámetros de higiene y protección.
Estos centros pueden funcionar al 30% de su aforo y deben aplicar medidas de prevención, como tomar la temperatura en los accesos o colocar bandejas con sustancias para desinfección de calzado.
Con la expectativa de que los usuarios poco a poco se irán acostumbrando a nuevos hábitos en los locales, la papelería Dilipa volvió a servir al público después de dos meses en sus seis locales en Quito.
Ángel Segura, gerente de la compañía, contó que los almacenes abrieron con ciertas restricciones. Por ejemplo, los clientes no pueden entrar en parejas o grupos. “Ellos no han protestado, han entendido las medidas de protección”.
La reapertura del restaurante, El Rancho de Juancho superó las expectativas de Mario Aparicio, su administrador. Él comentó que la afluencia fue mayor a la esperada y los pedidos a domicilio no bajaron.
Estaba previsto que aplique turnos por días en dos grupos de tres personas, pero dada la acogida de la gente, se aumentará trabajadores a los grupos.
En la multinacional de cosméticos, Yanbal, los 200 empleados administrativos seguirán en el teletrabajo. Quienes sí asisten son 200 personas entre operarios de producción y del centro de distribución, que laboran por turnos.
Rodolfo Pérez, director de Comunicaciones, contó que la compañía retomó actividades hace tres semanas, cuando se habilitaron los permisos para la venta de productos de higiene personal. El cambio de semáforo no modificó las nuevas rutinas de Yanbal, pero sí permitió que se abastezca de productos de otros negocios que seguían cerrados.
Los empresarios concuerdan en que el reinicio de actividades económicas pondrá en práctica no solo protocolos de los negocios sino también hábitos de los consumidores, quienes con el paso de los días, se adaptarán a la nueva rutina.