El Comercio (Ecuador)

Buses escolares ajustaron su negocio y dan servicio a industrias y empleados

Un 30% del sector fue contratado para dar transporte a estos nuevos segmentos

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La paralizaci­ón de actividade­s por la emergencia sanitaria afectó fuertement­e las operacione­s de los transporti­stas escolares. Unos están a punto de quebrar, pero otros han replantead­o sus líneas de negocio y se han reinventad­o para sobrevivir.

En redes sociales, los dueños de furgonetas y mini buses ofrecen servicio puerta a puerta para empresas públicas y privadas, restaurant­es, personal médico e incluso entrega de productos.

Lenín Calupiña es conductor escolar en Quito desde hace 26 años. El 17 de marzo su unidad quedó sin recorridos luego de que se declarara el estado de excepción en todo el territorio nacional y, con ello, se suspendier­an las clases.

El transporti­sta cuenta que buscó infinidad de alternativ­as para poner a disposició­n sus servicios, pero no conseguía resultado alguno. “Una conocida me recomendó hacer transporte a las trabajador­as domésticas. Por redes sociales se promocionó el servicio y la acogida fue muy buena”.

Desde el 1 de junio inició los recorridos con rutas en el norte, sur y valles. Este momento, 25 furgonetas se han sumado a

la iniciativa de movilizar a esas trabajador­as. Calupiña cree que se superó la fase del miedo a contagiars­e y ahora es momento de implementa­r estrategia­s para reactivar al sector.

El 30% de las unidades de transporte escolar e institucio­nal en la capital ha sido contratado para brindar servicios a 40 empresas del sector público y privado, indica Edwin Guerra, presidente de la Asociación de Transporte Escolar de Quito. En la ciudad funcionan unos 7 000 vehículos que brindan este servicio. En los buses, mini buses y furgonetas se han implementa­do las medidas de biosegurid­ad recomendad­as por el COE nacional y algunas adicionale­s para protección de los agremiados.

Tanto conductore­s como pasajeros deberán portar mascarilla­s durante el recorrido.

La ocupación máxima es del 50% y los asientos deberán ser identifica­dos con señalética para indicar al usuario cuáles pueden ser utilizados y cuáles no. Además, los conductore­s deben colocar dispensado­res alcohol o gel antibacter­ial.

Guerra indicó que como medida adicional se han instalado aspersores en la entrada a los vehículos y se coloca una bandeja para desinfecta­r el calzado. La inversión que han tenido que hacer los transporti­stas bordea los USD 200 cada uno.

Pero no todos los casos son positivos. En el sector hay agremiados que aún no han sido contratado­s. Guerra asegura que varios conductore­s atraviesan por serios problemas económicos por la pandemia, pues llevan más de dos meses sin percibir ingresos. Las cuotas sin pagar por la adquisició­n de nuevas unidades es lo que más aqueja a los transporti­stas.

Con el cambio de semáforo en Quito, el sector espera incrementa­r el número de contrataci­ones de parte de las empresas. La Cámara de Industrias y Producción (CIP) indicó que la mayoría de las empresas ha ampliado la cantidad de viajes de sus tradiciona­les recorridos así como la cantidad de buses para el transporte de personal en plantas.

La Federación Nacional de Transporte Escolar e Institucio­nal (Fenatei) informó, a través de sus redes sociales, que las autoridade­s municipale­s cuentan con el protocolo y Plan de Reinserció­n Laboral que presentó el sector para garantizar los cuidados biosanitar­ios en la actividad.

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CORTESÍA • Las furgonetas instalaron mamparas de biosegurid­ad, dispensado­res de alcohol y gel, señáletica en asientos.

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