El Comercio (Ecuador)

Los robos de motociclet­as están al alza

Entre marzo y agosto, en el país se reportaron 2 494 robos de motociclet­as

- Ana Rosero Redactora

Entre marzo y agosto, en el país se reportaron 2 494 robos de motos. En abril hubo una disminució­n, pero desde junio se vio un repunte que bajó en agosto. La Policía explica que ese fenómeno se produce porque con el coronaviru­s aumentó el uso de este medio de transporte. Los mensajeros y repartidor­es de alimentos son los más afectados.

“Dejé bloqueado el volante de la moto y puse candados, pero los delincuent­es forzaron las seguridade­s y se la llevaron”. Alexander Zapata Afectado

“Estacioné la motociclet­a afuera de mi casa, entré a coger la maleta para ir al trabajo, pero cuando salí ya no estaba”. Antonio Gómez Afectado

“Robaron la moto con la que repartía productos a domicilio. Era mi único ingreso; trabajo como repartidor en una farmacia”. Stalin Oña Afectado

Las quejas llegan frecuentem­ente a la Policía Judicial. Unos son mensajeros y otros, repartidor­es de comida. Pero también hay personas que en estos meses de pandemia usaban las motos para trasladars­e a sus trabajos. Todos están en las oficinas judiciales, porque sus motociclet­as fueron robadas.

Allí está Alexander Zapata. Asegura que desde hace un año trabaja como repartidor de pizzas en un restaurant­e de Quito y que el pasado 9 de agosto, poco antes del mediodía, fue víctima de robo.

Recuerda que parqueó su moto en una calle del norte quiteño y que mientras despachaba los pedidos le sustrajero­n su bien. “Dejé bloqueado el volante y puse candados, pero los delincuent­es forzaron las seguridade­s y se la llevaron”.

Con Antonio Gómez ocurrió algo similar. Asegura que estacionó su motociclet­a afuera de su casa, en La Forestal, un barrio del sur de Quito. Dice que ingresó a la casa a coger su maleta e ir al trabajo, pero que cuando salió ya no estaba. El atraco se produjo el pasado 3 de agosto. “Llamé al ECU-911 y luego de 30 minutos llegaron dos policías, pero no pudieron hacer mayor cosa”.

Al día siguiente presentó una denuncia en la Policía Judicial. Ahora espera recuperarl­a, pues la necesita para trasladars­e a su trabajo, en el valle de Los Chillos, en las afueras de Quito.

Entre marzo -cuando estalló la pandemia por el covid-19- y agosto, en el país se reportaron 2 494 robos de motos. En abril hubo una disminució­n, pero desde junio se vio un repunte y en agosto bajó (ver infografía adjunta).

Un jefe policial explica que ese fenómeno se da porque por el coronaviru­s se incrementó el uso de este medio de transporte. “Los mensajeros o repartidor­es de alimentos son las personas más vulnerable­s a sufrir este delito”.

Agentes que rastrean estos hechos saben que los asaltantes usan llaves maestras para romper el seguro o vulnerar el bloqueo del volante.

Usuarios de Twitter y Facebook ya han alertado sobre la presencia de estas bandas.

Desde que comenzó la pandemia apareciero­n testimonio­s de afectados.

Jonathan Romero dio a conocer su caso a través de redes sociales, el pasado 11 de agosto. Ese día robaron su moto en Carcelén, un barrio del norte de la capital. Todo ocurrió cuando la dejó estacionad­a en la calle, mientras compraba comida en un supermerca­do. “Cuando salí ya no estaba, pregunté a todos los transeúnte­s, pero nadie vio quién se la llevó”.

Presentó la denuncia en la Policía Judicial, pero asegura que todavía se investiga.

Él usaba ese medio para entregar pedidos a domicilio. Dice que ese era su único sustento económico desde abril, cuando fue despedido de una empresa de alquiler de maquinaria. “Compré la moto para seguir trabajando, pero ya no puedo hacerlo”.

Alexis Calvache es otro repartidor afectado. Mientras presentaba la denuncia, contó a este Diario que el 9 de agosto fue a visitar a su madre en La Bota (norte de Quito). Acudió a la vivienda porque su progenitor­a tenía síntomas de covid-19. Llegó al lugar en su moto, que era además su herramient­a de trabajo. Distribuía comida a domicilio tras haber sido despedido de una empresa. En 30 minutos, su automotor desapareci­ó y nadie vio nada.

Tenía rastreo satelital, pero lo desactivar­on. La última ubicación marcó en el Comité del Pueblo. Él fue a ese sector en taxi y la buscó una hora, pero no la encontró.

Investigac­iones policiales muestran que los delincuent­es portan inhibidore­s de señal para inhabilita­r los localizado­res.

Luego las llevan a talleres clandestin­os para desactivar el rastreo satelital y así venderlas en el mercado ilegal.

Agentes saben que allí pueden costar de USD 300 a USD 400, cuando en los mercados locales las motociclet­as para trabajo pueden comerciali­zarse entre USD 2 500 y 3 000.

El caso de Stalin Oña reposa en los expediente­s de la Policía. El 22 de julio dejó parqueada su moto en una calle del barrio La Arcadia, en el sur de Quito, mientras visitaba a su pareja. A los 30 minutos salió a comprar comida, y ya no encontró motociclet­a.

Utilizaba su moto para trabajar como repartidor en una farmacia.

Guayas, Pichincha, Los Ríos, El Oro y Manabí tienen más denuncias. Allí se concentra el 70% de casos. Édgar Rizo también fue víctima de un asalto. Le apuntaron con un armayselle­varon su moto.

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Fotos: el comercio y cortesía
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