Seis meses de pandemia e incertidumbre
La tercera parte de quienes han fallecido por coronavirus está en América Latina
Hoy se cumplen seis meses desde que la Organización Mundial de la Salud declaró al covid-19 como una pandemia. Desde su notificación, el 31 de diciembre del 2019, se han registrado casi 28 millones de contagiados y más de 900 000 muertes. La tercera parte de los fallecidos está en América Latina, la región más afectada por el coronavirus.
Hoy se cumplen seis meses desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al covid-19 como una pandemia. La decisión la tomó después de que China notificara, el 31 de diciembre del 2019, de algunos casos de neumonía de origen desconocido en Wuhan, ciudad de la céntrica provincia de Hubei. El 7 de enero, Pekín informaba que se trataba de un nuevo coronavirus, al que se le denominó SARS-COV-2.
El 11 de marzo, cuando se declaró la pandemia, el virus ya circulaba en los cinco continentes; pero más de dos tercios de los casos registrados desde el inicio de la epidemia se encontraban en Asia.
Sin embargo, el virus se propagó con mayor rapidez en Europa: la segunda quincena de marzo, más del 80% de nuevos casos mundiales se detectó en ese continente.
El epicentro de la pandemia se desplazó luego a Estados Unidos, después llegó a América Latina y el Caribe.
Hasta la tarde de ayer, según datos de la Universidad Johns Hopkins, de EE.UU., el mundo había registrado 27 976 756 contagiados, de los cuales han fallecido 905 765.
Más de 300 000 de las muertes se dieron en América Latina, según un recuento de la agencia de noticias AFP, basado en datos oficiales.
Al cabo de un semestre quedan más incógnitas que certezas. Y muchas de las dudas aún están por resolverse. ¿El origen del virus fue el mercado de mariscos o un laboratorio de Wuhan? ¿Protegió la OMS a China? ¿Habrá un rebrote fuerte en el hemisferio norte con la llegada del otoño y el invierno? ¿Los recuperados quedan inmunes o es posible que se reinfecten?
La principal interrogante tiene que ver con la vacuna: el tiempo, su costo y su distribución para la recuperación productiva. Sin ella, según la directora del FMI, Kristalina Goergieva, es “improbable” que la economía global logre la convalecencia plena, aunque haya signos de una leve mejoría.
Pascal Soriot, director del gigante farmacéutico británico Astrazeneca, dijo ayer que pese a la suspensión de los ensayos al haberse detectado una enfermedad “inexplicada”, aún “podríamos tener una vacuna para finales de este año o principios del próximo”. Todo dependerá, sostuvo, de la rapidez con que los reguladores autoricen la reanudación de las pruebas.
Para la científica jefa de la OMS, Soumya Swaminathan, “este es un llamado de atención para reconocer que hay altibajos en el desarrollo clínico y que tenemos que estar preparados; no tenemos que desalentarnos, estas cosas pasan”.
En cuanto a los medicamentos, hasta ahora los ensayos clínicos solo demostraron la eficacia de uno para reducir la mortalidad: los corticoides, que combaten la inflamación que provoca el covid-19, pero solo están indicados para las “formas severas y críticas” de la enfermedad, según la OMS.
El remdesivir, un antiviral, reduce el período de hospitalización pero sus beneficios son relativamente modestos.
En estos seis meses, en cambio, hubo un vuelco espectacular: juzgado inútil en marzo, el uso de la mascarilla por parte de la población está hoy en día recomendado por la mayoría de autoridades sanitarias.
Entre tanto, se descubrió que el covid-19 no solo se transmite mediante la saliva expulsada por un enfermo o el contacto con las manos, sino también muy probablemente por las gotitas que quedan en suspensión en el aire (aerosoles).
Por ello, no basta con respetar la distancia de seguridad; la mascarilla se vuelve indispensable, especialmente en lugares cerrados, con aglomeración de gente y mal ventilados. En muchos países, usar mascarillas es obligatorio incluso en la vía pública.