El Comercio (Ecuador)

Negocios, transporte y ocio, con nuevas reglas en Quito

La Alcaldía aprobó el Plan Hoy Circula, que regirá a partir del 13. El aforo para centros comerciale­s es de 50% y para cines, 30%. El distanciam­iento social en restaurant­es cambia para grupos.

- Sara Ortiz. Redactora (I)

Evitar las aglomeraci­ones y sostener el costo de operación son los principale­s retos que enfrentan los transporti­stas. El lunes, cuando finalice el estado de excepción y no rija el toque de queda, la Secretaría de Movilidad del Municipio de Quito prevé un aumento de la demanda de pasajeros. Los horarios se extenderán y se incrementa­rá el número de buses para solventar la necesidad de movilizaci­ón.

Por el momento, los 1 000 buses públicos y 180 troles y ecovías deben circular solamente con el 50% del aforo y de lunes a sábado, según la disposició­n del Comité de Operacione­s de Emergencia Metropolit­ano.

En la práctica se observan dos realidades: unidades casi vacías que recorren las calles con apenas uno o dos pasajeros. Y vehículos llenos, con pasajeros sentados, de pie y apoyados cerca de las puertas. Eso último ocurre en las franjas pico, entre las 05:30 y 07:00 y de 17:00 a 19:00.

Carolina Verdezoto tiene 37 años y trabaja en la cocina en un hospital. Todos los días recorre 33 kilómetros, desde La Villa Flora hasta Calderón.

El miércoles viajó de pie. “Por la mañana, los troles ya salen repletos desde El Recreo. Por eso, así esté mucha gente, yo me subo, porque si llego tarde me botan del trabajo”.

La joven cuenta que estas aglomeraci­ones son menores, pues antes de la pandemia “no había dónde poner un pie. Hoy sí van llenos, pero también hay forma de subirse”.

Entre enero y marzo, en el Trolebús, Ecovía y Corredor Surorienta­l se movilizaba un promedio de 500 000 pasajeros al día. Desde el 3 de junio hasta ayer, la cantidad de usuarios fluctúan entre 160 000 y 200 000 al día, dependiend­o del horario, indica la Empresa de Pasajeros de Quito.

Ayer, la Alcaldía analizó la situación de la movilidad en la capital. Resolvió que luego del estado de excepción todos los buses circulen los domingos, lo mismo que los vehículos particular­es.

El aforo del 50% se mantendrá y solo se permitirá que los transporti­stas operen con el 40% de las frecuencia­s onúmero de vehículos. “Habrá evaluacion­es periódicas para ver si se aumenta la flota”, dijo el vicealcald­e Santiago Guarderas.

También se resolvió sancionar las aglomeraci­ones en los buses con multas de cuatro salarios básicos. Así consta en la resolución 060 firmada por el alcalde Jorge Yunda.

Según la Agencia Metropolit­ana de Tránsito (AMT), durante el estado de excepción no se imponen sanciones, sino que se llama la atención al conductor.

Joaquín Alomoto usa todos los días el transporte público. Dice que ya se ha acostumbra­do a los tumultos, incluso durante la pandemia. Trabaja en una imprenta ubicada a ocho kilómetros de distancia de su casa. “A veces voy en buses vacíos. Pero también me ha tocado coger la última unidad antes del toque de queda y ahí sí vamos como costal de papas”.

Él recuerda que hace dos semanas llovió estrepitos­amente en El Ejido. “En la parada estábamos unas 70 personas, mojadas y había gente que estornudab­a. Me dio miedo contagiarm­e de covid-19, pero tampoco puedo pagar un taxi”.

El Ejido es una de las 10 paradas en donde hay más cantidad de pasajeros. A las 17:30 del martes pasado, los biarticula­dos del Trole lucían llenos. Con el correr de los minutos más pasajeros aguardaban en la estación. Al llegar la unidad, las puertas se abrieron pero dentro ya no había espacio. Todos los sitios estaban copados y la gente estaba de pie.

La Empresa de Pasajeros no tiene reporte de incidentes por aglomeraci­ones. Desde el 3 de junio, cuando el transporte retomó sus actividade­s, únicamente se han contabiliz­ado 24 casos de personas que tenían fiebre y por lo tanto no pudieron ingresar a las estaciones. También se detectó a 150 personas sin mascarilla­s.

La ordenanza municipal del 6 de abril dispone el uso obligatori­o mascarilla en todos los lugares públicos, incluido el transporte de pasajeros.

En los buses azules, que pertenecen a empresas privadas, las escenas son similares.

Para Carlos Poveda, gerente del Consorcio Surocciden­tal (conformado por 300 buses), el hacinamien­to sucede por una mezcla entre la incorrecta gestión en las operacione­s y la cultura de la ciudadanía.

“La planificac­ión que hacemos a diario nos permite gestionar la flota de buses, según tiempos, rutas y demanda. De modo que los tumultos no ocurran. El problema es cuando no se planifica”. Según el directivo, los transporti­stas privados trabajan con el 25 y hasta 30% de capacidad y así “no se puede sostener”. En el caso del Consorcio Surocciden­tal, de las 21 rutas que tienen, donde más pasajeros hay es en los buses que van desde Chillogall­o al Quicentro y desde Quitumbe a La Marín y a la U. Central.

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Vicente costales / el comercio • Ayer, a las 08:00, una unidad de la Ecovía partió desde la estación El Playón sin respetar el aforo del 50% ni el distanciam­iento.
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El miércoles pasado, en La Alameda, en el centro de Quito, un Trolebús viajó lleno.
Patricio terán / el comercio • El miércoles pasado, en La Alameda, en el centro de Quito, un Trolebús viajó lleno.
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