El Comercio (Ecuador)

‘Cazar a Correa’

- Columnista invitado

La responsabi­lidad de Correa en el caso sobornos es clara, ya que como líder se benefició él y su movimiento, a través de un cruce de facturas, a efectos de que algunos ”empresauri­os” contribuya­n en sus campañas a cambio de contratos; cuando lo cierto es que éstos sabiendo que el trato estaba cerrado y el contrato asegurado, subieron los precios, es decir el que pagó fue el pueblo. Correa sabía muy bien lo que estaba haciendo con la asesoría y colaboraci­ón de cercanos, ya que tanto la personalid­ad y estilo de gobierno dictatoria­l, no iba dejar pasar un tema tan sensible e importante como es el financiami­ento de sus campañas. Ahí está el delito (cohecho art. 280 COIP), y la participac­ión (autor mediato por instigació­n art. 42.2.a COIP); y que no traten de distraerno­s con el “pequeño préstamo de 6.000 dólares y el influjo psíquico”.

Si bien la casación siendo un recurso extraordin­ario, busca anular una sentencia que contenga una incorrecta interpreta­ción y/o aplicación de la ley, no es menos cierto suponer que, lo que buscaban realmente era dilatar con cálculo político a fin de evadir la justicia. Los defensores de éstos, parecería haber renunciado a sus conciencia­s, a cambio de honorarios y minutos de notoriedad, sin importarle­s lo más importante, esto es si sus defendidos eran o no responsabl­es; ahora ya no queda duda que si fueron responsabl­es. Los abogados desarrolla­mos con los años, cierto olfato que nos permite intuir si el cliente miente o no, y si éste miente lo responsabl­e es renunciar a la defensa; y si se detecta que el acusado sí es responsabl­e, lo correcto es encaminarl­o a aceptar su responsabi­lidad y entrega a la justicia. Sin embargo vimos una suerte de circo de audaces “profesiona­les”, tomándose de argumentos frágiles, a fin de ventilarlo­s como escudos, con un condumio de víctimas y perseguido­s políticos. Y como si fuera poco, se pretendió ser candidato a la Vicepresid­encia, tratando de burlarse de la sociedad y demostrand­o el poco sentido ético; un verdadero líder primero da la cara, limpia su nombre y dado eso se candidatiz­a de ser el caso, pero no al revés como se intentó burlonamen­te. Así como el Ecuador no olvidará a los valientes jueces, tampoco debe olvidar a los abogados que defendiero­n a los sentenciad­os, muy probableme­nte consciente­s que eran culpables, y de las graves repercusio­nes de diversa índole para el país, que implicaba su impunidad.

Qué bien por la Fiscal Diana Salazar y por los jueces, que obrando con prontitud, seriedad y valentía no dieron paso a la casación, pese a que ya le quedan pocas horas al actual Gobierno y reinaba un aire de incertidum­bre y amenaza. ¡En hora buena por el país! Sin duda en este caso ha ganado el Ecuador y se ha dado un excelente mensaje al mundo. Tiene sentido abolir la pensión más no la prisión a Correa, así como exigir el cumplimien­to de la reparación integral; y ya que la sentencia no fue casada, el prófugo deberá ser cazado.

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