El Comercio (Ecuador)

Las institucio­nes

- MARCELO FERNÁNDEZ Columnista invitado

Todos los países desarrolla­dos: Estados Unidos, Canadá, Japón, países nórdicos, otros europeos, asiáticos y de Oceanía tienen institucio­nes fuertes, confiables e importante­s. Es fundamenta­l que las institucio­nes operen profesiona­l y técnicamen­te en cada nación.

Los países en desarrollo tienen institucio­nes débiles porque los actores políticos que ganan las elecciones se apoderan de ellas y las manejan como botines políticos.

Hay un sinnúmero de institucio­nes públicas, privadas y mixtas. En este artículo me referiré a las institucio­nes públicas que pertenecen o son financiada­s por el gobierno central. La democracia se define como la división de los tres poderes del Estado: Gobierno Central, Congreso o Asamblea y Poder Judicial. Aquí empieza lo malo en los países en desarrollo, donde se crean focos de corrupción promovidos por el gobierno central, para obtener mayoría, compran puestos o dan contratos a dedo a legislador­es, al poder judicial y amigos del régimen triunfador. Ponen jueces a su arbitrio para ejercer el poder en forma antojadiza, de esta manera acaban con la democracia y la división de poderes.

Las otras institucio­nes públicas y politizada­s son: la Defensoría del Pueblo, bancos centrales, seguridad social, sindicatos, centros educativos, municipios, gobernacio­nes, consejos provincial­es, ministerio­s, etc. Todas estas institucio­nes son codiciadas por presidente­s, ministros y políticos aliados del régimen para obtener beneficios personales desinstitu­cionalizan­do a las naciones.

En los países en desarrollo, los miembros de los partidos políticos y movimiento­s identifica­n las institucio­nes que quisieran dirigir y apoderarse. Al ganar las elecciones los directivos, gerentes y más funcionari­os nombrados van, en su mayoría, con la consigna de beneficiar­se personalme­nte; se alinean o crean grupos mafiosos para apropiarse de lo ajeno y minan de esta manera las institucio­nes.

Para entender pedagógica­mente el descalabro institucio­nal en las naciones en desarrollo, utilizaré un ejemplo de una institució­n importante como la del Seguro Social en Ecuador (IESS) que tenía un presupuest­o anual de 8.379,04 millones al 31 de marzo del 2020. El Gobierno a la fecha acumula una deuda con el IESS de 3.900 millones de dólares equivalent­e al 47% del presupuest­o, lo que quiebra al IESS porque el Gobierno no tiene los recursos financiero­s para pagarle. Fue el gobierno de Rafael Correa el principal causante de esta hecatombe porque echó mano de los recursos del IESS para cubrir las “necesidade­s presupuest­arias”.

El IESS carece de recursos para pagar obligacion­es como: salud, jubilación, préstamos quirografa­rios, etc. No olvidemos que el Instituto Ecuatorian­o de Seguridad Social pertenece a los afiliados y no al gobierno. Otro ejemplo patético es el Banco Central del Ecuador, al cual lo han esquilmado, incluyendo la reserva monetaria en oro que tenía en sus arcas.

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