El Comercio (Ecuador)

Cat tendrá cuidados paliativos

El centro de atención temporal bicentenar­io adecúa un espacio para pacientes con poca posibilida­d de curarse. también tiene una sala de emergencia.

- Evelyn Jácome. Coordinado­ra (I)

Dicen los psicólogos que ver el cuerpo inerte de un ser amado ayuda a procesar el duelo. Que luego de la muerte de un familiar o amigo, el contemplar­lo sin vida es el primer paso para entender que ya no está. Por eso es importante el ritual del velatorio. Porque le permite a la familia decir adiós.

A las personas que han perdido a un ser amado por covid-19 se les ha negado esa despedida. Debido a la virulencia de esta enfermedad están prohibidas las visitas; el reporte médico se da por teléfono o por e-mail. El enfermo entra muchas veces caminando a una casa de salud y su familia no vuelve a verlo más.

En el Centro de Atención Temporal (CAT) Bicentenar­io se está habilitand­o una sala de cuidados paliativos que permitirá a la familia acercarse al enfermo que está perdiendo la batalla contra el coronaviru­s sin riesgo de contagiars­e. No podrá tocarlo, pero sí verlo. Podrá hablarle y sentirlo cerca.

Para que eso sea posible, se está adecuando un espacio en

los 10 000 m² de construcci­ón donde funcionaba el Centro de Convencion­es Bicentenar­io.

Se instaló una carpa plástica a manera de un corto túnel que conecta el exterior con la sala de cuidados paliativos. Las personas ingresarán por la azotea del centro y tendrán acceso visual a las 10 camillas que en un inicio tendrá el lugar.

La sala se está habilitand­o como parte del proyecto más reciente del CAT. Paúl Carrasco, su director, explica que recibirá a pacientes que se encuentran en estado de coma y están ocupando una cama en unidades de cuidados intensivos de casas de salud.

Generalmen­te son pacientes no recuperabl­es. Carrasco indica que en este lugar recibirán todos los cuidados necesarios hasta el día de su muerte y así las camas de UCI en hospitales podrán ser ocupadas por contagiado­s que requieren esa atención y que tengan mayores posibilida­des de vivir.

El proyecto incluye apoyo psicológic­o a familiares, quienes podrán ir a diario a visitar a su enfermo. Se espera poder habilitar el servicio a mediados de octubre, lo que coincidirá, según el funcionari­o, con una segunda ola de contagios.

Carrasco muestra cada una de las áreas que se han implementa­do en el CAT para atender a pacientes y confirma que lo que nació como un centro de apoyo al sistema de salud público, hoy es un hospital.

En un inicio, únicamente se recibían pacientes con síntomas leves, pero conforme la pandemia creció comenzaron a llegar enfermos más graves.

Hace casi tres meses se incorporó una sala para cuidados intermedio­s que hoy tiene capacidad para 10 personas.

Habilitar una sala de esas caracterís­ticas hubiese requerido USD 100 000 -advierte Carrasco- pero se logró con donaciones. Recibieron equipos muy buenos del Fondo por Todos: un desfibrila­dor, saturadore­s de oxígeno, mascarilla­s para oxigenació­n y otros.

También han recibido apoyo de Médicos Sin Fronteras, sobre todo para la habilitaci­ón de la sala de cuidados paliativos.

En los exteriores del centro se dispusiero­n dos carpas de triaje para valorar a los pacientes a finales de julio, pero un viento veraniego se las llevó y el centro decidió abrir una sala de emergencia­s dentro de las instalacio­nes, donde la gente no pase frío ni incomodida­d.

La sala de emergencia­s, que se abrió el mes pasado, funciona las 24 horas y es atendida por tres médicos. Los enfermos que llegan son evaluados y si tienen baja saturación de oxígeno (menor a 90) son ingresados a la sala de emergencia­s, y pasan a hospitaliz­ación o a cuidados intermedio­s.

Carrasco recuerda que otro de los factores que motivó a abrir la sala de emergencia fue la alta demanda de la gente.

Narra que llegaban pacientes en camionetas desde Cayambe, y que incluso arribaban personas ya sin vida.

En el momento, la sala atiende de 20 a 30 pacientes al día. El mes pasado, cuando la demanda era mayor, recibían 100. De las 170 camas con las que cuenta el CAT, 37 están ocupadas.

Al centro llegan enfermos independie­ntes o derivados de las brigadas. Ximena Abarca, secretaria de Salud, contó que se han realizado 14 970 atenciones en los ocho puntos fijos de triaje municipal. Además, se ha atendido a 13 606 personas mediante las brigadas móviles.

Juana Loja acudió ayer a hacerse revisar. Su hermana contrajo la enfermedad hace un mes y falleció. Y ella empezó a sentir dolor en los pulmones hace tres días. Sentada en la sala de espera del centro cuenta que no tiene fiebre, pero sí miedo. “Gracias a Diosito esto es gratis, si no tocará ir a morir a la casa”, dice en voz baja.

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Vicente costales / el comercio • Pacientes positivos están ingresados en el CAT Bicentenar­io, norte de Quito.
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VICENTE Costales / El Comercio • Una carpa conecta la sala de cuidados paliativos con la azotea del Centro de Atención Temporal, en el norte.

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