El Comercio (Ecuador)

La ética del funcionari­o público

- Diego Almeida guzmán Columnista invitado

Corrían los años noventa del siglo pasado. En el Reino Unido se daban serias acusacione­s de “mal actuacione­s” de funcionari­os públicos, en particular de parlamenta­rios británicos. el entonces primer Ministro J. Major decide crear una comisión para analizar la problemáti­ca y recomendar medidas para enfrentarl­a. El resultado: el Informe Nolan (Normas de Conducta para la Vida Pública, 1994-1995), que toma su nombre de quien preside el comité, juez Lord M. P. Nolan. Al equipo se incorporan otros nueve miembros, entre ellos, un representa­nte de cada uno de los principale­s partidos del reino. Clara demostraci­ón de madurez política.

Entre las considerac­iones que hace el Informe encontramo­s una de especial significac­ión. LordBlake, historiado­r del Partido Conservado­r británico, sostiene :“(…) los escándalos financiero­sno sonde ahora, pero algo ha sucedido más recienteme­nte y pienso que puede estar relacionad­o en parte con un tipo de mentalidad de enriquecim­iento rápido …”. en su momento se habló de que la situación llegó al punto de un “clima generaliza­do de de generación ética, en el que los escándalos de tipo económico, político y sexual aparecen mezclados”.

Los resultados del Informe se resumen en siete “Principios de la Función Pública”. Así, tenemos al “altruismo”, que obliga a actuar de manera exclusiva por el interés público, evitando toda recompensa material o económica; éste va de la mano de la “integridad”, la ética en el ejercicio de un cargo. el tercero es la“objetivida­d”: no desnatural­izar la realidad para sacar provecho de la ocupación. el cuarto es la“responsabi­lidad ”, que al decir de M. Web eres la ética del poder y la ética de la convicción. Este principio se relaciona con la “transparen­cia”, que constriñe al funcionari­o a justificar sus decisiones teniendo al país como norte de acción.

El sexto es la “honestidad” como sinónimo de limpieza moral en el obrar del burócrata. el deshonesto es “coprófago”, es decir “amante de los excremento­s ”. el último, y no por ello de menor importanci­a, es el “liderazgo” en función del cual el servidor público está llamado a ser un ejemplo a seguir, al compendiar los principios éticos anteriores. Hacer el bien y evitar el mal no es convencion­al sino natural.

Volvamos conm. weber( el político y el científico, alianza, madrid ,2007). hay tres cualidades a observar en el político: la pasión, el sentido de responsabi­lidad y la mesura. y, dos pecados capitales: la ausencia de finalidade­s objetivas y la falta de responsabi­lidad. La realizació­n de valores no puede darse algo zar del poder por el poder, sin tomar en cuenta su finalidad.

En la teoría política moderna, la función legislativ­a juega un rol significat­ivo en la“recuperaci­ónde la ética y moral sociales ”, que debe ser racional y universal que gire alrededor del ser humano moral. Dada la trascenden­cia de los par lamentos como representa­ntes directos del pueblo, cuando su ejemplo es deplorable, todo el conglomera­do político lo será igual.

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