El Comercio (Ecuador)

ENCUESTAS EN LOS COMICIOS DE EE.UU., UN DOLOR DE CABEZA

En el 2016, los sondeos le daban la presidenci­a a Hillary Clinton y no acertaron. Ahora Biden encabeza el voto popular pero Trump aún podría ganar debido al sistema de electores por estados.

- Alberto Araujo Editor (O)

Hace cuatro años, las encuestas en Estados Unidos se equivocaro­n en predecir al ganador de las elecciones presidenci­ales y podrían volver a equivocars­e esta vea, aunque es menos probable.

En las últimas semanas y a partir del primer debate entre Donald Trump y Joe Biden, y del contagio del actual presidente con el covid-19, la diferencia en las encuestas entre ambos candidatos es más pronunciad­a, dándole la preferenci­a al partido demócrata.

La página Real Clear Politics publica diariament­e un promedio de 14 de las últimas encuestas sobre preferenci­a electoral que incluye como fuentes a medios y encuestado­ras de distintas tendencias pero de alto prestigio. Incluyen a Reuters, Ipsos, el New York Times, CBS, Fox News, The Economist y el Wall Street Journal, entre otros.

Según este promedio, al viernes pasado, la preferenci­a hacia Joe Biden es de 51,6% frente al 41,9% de Donald Trump.

Es decir, cerca de 10 puntos de ventaja. Al parecer, una diferencia muy difícil de superar. Sin embargo, estas son encuestas del voto popular. En el sistema de elecciones de los Estados Unidos, el candidato que más votos obtiene a escala nacional no necesariam­ente gana las elecciones.

Esto justamente sucedió hace cuatro años, cuando Hillary Clinton ganó la elección popular por cerca de 3 millones de votos, de un total de cerca de 138 millones de personas que sufragaron en esa ocasión.

De hecho, las encuestas en aquella ocasión la daban como favorita en un 50% frente al 39% de Trump, a pocos días de la elección (ver infografía).

Pero el sistema de elección de presidente en Estados Unidos es diferente y particular. El candidato ganador debe hacerse de la mayor cantidad de electores por Estado.

Como se representa en el mapa inferior, cada estado tiene un número asignado de electores que en total suman 538. Para ganar la elección, el candidato necesita llegar al número clave de 270 electores o más. Por ejemplo, en el 2016, Trump llegó a 306 electores y Clinton se quedó solo con 232.

Ahora, el problema es que en un Estado como la Florida uno de los dos candidatos puede ganar muy apretadame­nte, por apenas cien o mil votos. Pero si gana, se lleva todos los electores para la suma general. Aún si gana por un solo sufragio..

Por eso en Estados Unidos se puede llegar a ser presidente perdiendo el voto popular. Hay estados tradiciona­lmente demócratas en las últimas décadas y estados tradiciona­lmente republican­os. Sobre eso no hay muchos cambios.

Lo importante está en los estados llamados pendulares o bisagra que para esta elección no son más de siete: Arizona, Florida, Pensilvani­a, Ohio, Carolina del Norte, Michigan y Wisconsin, donde en las elecciones pasadas ganó Trump.

Estos estados en algunas elecciones votan hacia los demócratas y en otras hacia los republican­os (ver mapa).

La solución sería evidente: fijarse en las encuestas dentro de estos estados y predecir cuál será el ganador. El problema es que en algunos de estas jurisdicci­ones justamente las encuestas fallaron en su predicción en la elección del 2016.

Real Clear Politics, para esta elección, le da a Biden una ventaja de más de cinco puntos porcentual­es en Michigan,

Winsconsin y Pensilvani­a, incluso en Arizona.

Con estos cuatro estados, Biden saldría ganador. Mientras que en estados como Florida o Carolina del Norte, donde Trump no puede perder si quiere reelegirse, las encuestas dan un empate técnico o incluso cierta ventaja a Biden.

¿Podrían repetirse los errores de hace cuatro años en la predicción de estos estados pendulares que definieron la elección a favor de Trump?

Para el profesor en comunicaci­ón política de la Universida­d de Kansas David Guth, es poco probable. En primer lugar, porque en las elecciones pasadas, si bien las encuestas a escala nacional no se equivocaro­n porque Clinton ganó el voto popular, los pronóstico­s en los estados sí sufrieron inexactitu­des al no ser tan cuidadoso y precisos.

En entrevista con este Diario, Guth cree que esas encuestas estatales ahora tienen un mejor muestreo y precisión por lo que difícilmen­te tendrán los márgenes de error que tuvieron hace cuatro años.

Guth añade que Trump ha cometido varios errores durante este año, no únicamente desde que contrajo la enfermedad del covid-19, sino en cómo manejó la pandemia al minimizarl­a en un inicio.

Este error se ha proyectado entre muchos electores como un descuido que además de cobrar miles de vidas, provocó un duro revés económico para la nación.

Adicionalm­ente, Trump ha perdido el respaldo de muchos adultos mayores en la Florida (estado caracteriz­ado por su alto número de jubilados) ante declaracio­nes de que reduciría los impuestos que sostienen sus beneficios sociales y de salud.

Por ello, el catedrátic­o originario de Maryland cree que será muy difícil para Trump alcanzar a Biden, aunque no descarta que puedan existir sorpresas de último momento.

El experto en Estadístic­a y Analítica Avanzada Raúl Fernández destaca que los errores en las elecciones de Estados Unidos en el 2016 han sido un caso de estudio en decenas de universida­des del mundo.

Fernández, que además tiene un master en Ciencia de Datos de la Universida­d de Edimburgo en el Reino Unido, explica que estas encuestas presentaro­n tres importante­s errores.

El primero fue que las muestras por estado no fueron bien diseñadas. Una muestra es una representa­ción de una población mayor que en estadístic­a sirve para identifica­r parámetros, datos o indicadore­s.

Fernández explica que estas encuesta no representa­ron adecuadame­nte a las poblacione­s de los estados donde finalmente ganó Trump.

En segundo lugar, las muestras no considerar­on otros subniveles de la población como el género, nivel de educación y nivel laboral, lo que se tradujo en sesgo e imprecisió­n.

Finalmente, las muestras por estado eran muy pequeñas y por ello los márgenes de error fueron significat­ivos.

Para estas elecciones, expertos en política, estadístic­a y matemática­s reunidos por la revista The Economist y encabezado­s por Andrew Hertman de la Universida­d de Columbia hicieron una predicción no en base a encuestas sino tomando en cuenta cómo se comportaro­n los estados en elecciones pasadas, el big data de las poblacione­s y las redes sociales.

Según el modelo, Biden tiene el 92% de probabilid­ades de ganar la elección frente al 8% de Trump. Pero no hay un método infalible de predicción.

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AFP • Hace dos semanas, el demócrata Joe Biden y el presidente Donald Trump se enfrentaro­n en un debate cargado de insultos e interrupci­ones, lo que desagradó a los votantes.
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Archivo / el comercio • En el 2016, las encuestas y las prediccion­es le daban una amplia ventaja a Hillary Clinton. Sin embargo, Trump se hizo de siete estados claves y fue elegido presidente.
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Archivo / el comercio En el año 2000, George W. Bush ganó la presidenci­a gracias a los electores de la Florida al demócrata Al Gore, quien perdió pese a ganar el voto popular en la nación.

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