Finito inspirado bordó el toreo: 4 orejas y rabo
Indultó un gran toro de Zalduendo. Luis Bolívar perdió un buen triunfo con el acero.
Juan Serrano, ‘Finito de Córdoba’, bordó el toreo. Así, de pronto se dice y se recordará tras su gran actuación en la plaza malagueña de Antequera.
El torero nacido en Sabadel pero afincado en Córdoba, cortó cuatro orejas y un rabo tras dos pletócricas faenas cargadas de arte y pinturería e indultar al cuarto toro de la tarde.
Se trata de la gira de la reconstrucción que transmite para todo el mundo el canal de pago Plaza Toros TV. Se lidiaron cuatro toros de Zalduendo, de buena presencia acorde a la categoría de la plaza y muy buen juego para un mano a mano entre ‘Finito de Córdoba’ y el colombiano Luis Bolívar quien se llevó una oreja y perdió un doble trofeo por fallar con la espada una buena faena.
Las cuadrillas mostraron oficio y dejaron magníficos momentos en la suerte de varas, en la brega y en banderillas.
La hermosa plaza andaluza fue escenario para que el torero Juan Serrano exprese su veteranía y toda la solera y personalidad de su arte.
Con la capa los tres remates con medias verónicas fueron la diana que anunciaba una faena de arte que inició con un saludo de muleta con señorío y empaque y una faena sobre ambas manos con templados muletazos y forzados de pecho de pitón a rabo, de primor.
Al primero le cortó dos orejas merecidas, merced al buen uso de la espada pero al segundo le bordó el toreo de principio a fin, luciendo la condición extraordinaria del toro de gran fijeza, nobleza y ritmo, que no paraba de humillar en una faena larga en la que sonaron dos avisos antes de que el presidente se anime a desplegar su pañuelo naranja que anunciaba el indulto que toda la plaza quería y pedía a voces.
Finto emprendió una entonada vuelta al ruedo sin recibir las dos orejas y rabo simbólico, que el alguacil tenía en sus manos como premio merecido.
Otro triunfador de la tarde fue el colombiano Luis Bolívar. Su primer tarde del año en España la expresó con su buen quehacer con verónicas a media altura y buenos remates, tanto en los lances de recibo como en el clásico quite.
La gran faena al natural supo atemperar la calidad del toro de Bailleres por el magnífico pitón izquierdo y cuando todo sabía a doble trofeo la espada emborronó una gran labor.
Con su segundo, más exigente, Luis Bolívar firmó una buena faena y un soberbio espadazo puso una oreja en su mano.
Una tarde inolvidable.