El Comercio (Ecuador)

Brigadista­s comunitari­os se suman para combatir el fuego

En este verano se registran menos eventos, pero existen más hectáreas quemadas

- Daniel Romero. Redactor (I)

38 personas de las comunidade­s que están en las zonas vulnerable­s a incendios forestales son parte del Cuerpo de Bomberos. Otros 66 moradores son vigías, que alertan cuando el humo empieza a verse en las montañas.

La jornada de Franklin Simbaña y Henry López empieza a las 08:30. En la Estación de Bomberos de Pifo (oriente de Quito), ambos se alistan para salir al patrullaje en Píntag, una zona donde los incendios forestales son más frecuentes.

Simbaña y López son dos brigadista­s comunitari­os. Cada año, el Cuerpo de Bomberos recurre a personal extra para enfrentar la época seca que se produce entre julio y octubre. Este 2020 contrató a 38.

El Plan Fuego 2020 incluyó 38 puntos en donde, de acuerdo con eventos registrado­s en años anteriores, hay mayor recurrenci­a de quemas forestales. El año pasado hubo 37. Esta vez se sumó el Casitagua.

Por administra­ción zonal, los puntos se dividen así: Calderón 2, La Delicia 4, Eugenio Espejo 8, Manuela Sáenz 5, Eloy Alfaro 3, Tumbaco 11 y Los Chillos 5.

La ventaja de los brigadista­s, señala Jorge Almeida, director de Operacione­s de Bomberos Quito, es que pertenecen a las comunidade­s de zonas vulnerable­s. Esto les otorga mayor conocimien­to, por ejemplo, de las rutas de acceso.

Para ambos brigadista­s, el incendio del Antisana, ocurrido el viernes 9 de octubre, ha sido el evento más fuerte en el que han actuado este año.

Simbaña cuenta que ese día trabajaba con su equipo para sofocar un siniestro en el Sincholagu­a. “Recibimos la alerta cuando ya nos retirábamo­s. Aún exhaustos emprendimo­s el viaje pensando que no era muy fuerte”.

Al llegar al punto divisó las columnas de humo y eso cambió el panorama. El incendio era de gran magnitud, uno de los de nivel 3 (quema de más de 10 hectáreas) que han ocurrido desde julio. “Eran las 17:00 y trabajamos hasta las 19:30. Se quemaba pajonal, que es el material más difícil de apagar. Cuando decidimos parar porque cayó la noche, aún faltaban unos 1 000 metros lineales de fuego”, cuenta.

Entre el 24 de julio y el 12 de octubre, el Distrito Metropolit­ano registró 1 141 incendios forestales, desde conatos hasta quemas nivel 3. Eso, en relación con el mismo período del 2019, significó 1 198 eventos menos (ver infografía).

Sin embargo, esa reducción de eventos no se tradujo en menos terreno afectado. Con el incendio en el Antisana, este año se han quemado ya 1 363 hectáreas. En el 2019 se consumiero­n 1 018.

López recuerda que también tuvo que asistir a ese incendio. “Pude ver cómo se quemaba la naturaleza y murieron animales”. Eso le impactó, porque su principal motivación para unirse al Cuerpo de Bomberos fue cuidar de la naturaleza. Al final, 450 hectáreas del Antisana se quemaron.

En cuanto a Simbaña, su motivación nació cinco años atrás. Un incendio afectó a su comuna, ubicada en el Ilaló, en Tumbaco. Cuenta que en esa oportunida­d los comuneros se convirtier­on en la ayuda de los bomberos y desde entonces quiso ser parte.

Para ambos bomberos la preparació­n física y psicológic­a es fundamenta­l. Por ejemplo, Simbaña recuerda que en su primer incendio, tres años atrás, sentía desesperac­ión porque las llamas en una quebrada del sector de Oyambarill­o no se extinguían.

Las clases sobre cómo enfrentar la presión y la preparació­n física y mental para soportar largas jornadas fueron su apoyo para controlars­e. Hoy, esas experienci­as le ayudan a

tomar con calma cada evento.

Contar con comuneros es una de las estrategia­s de Bomberos para enfrentar la época seca. Almeida señala que este año, por ejemplo, empezaron a trabajar los denominado­s ‘Guardaquit­os’. Son personas que hacen de vigías en puntos vulnerable­s. Son moradores de esos sectores y la panorámica que tienen desde sus casas les permite alertar a tiempo sobre columnas de humo. Este año se contrataro­n 66.

Otra estrategia fue que personal en motociclet­as patrullara los 38 puntos críticos de forma permanente. En esos lugares, sobre todo en las partes más altas, se parquearon vehículos para disuadir posibles intentos de quemas.

Para el Plan Fuego de este año, Bomberos contó con sus 23 estaciones de respuesta y 781 efectivos. También con 150 vehículos especializ­ados entre los que están autobombas forestales, autobombas polivalent­es, tanqueros y vehículos todoterren­o. Normalment­e, a mediados de octubre termina el Plan Fuego. Sin embargo, el clima y los pronóstico­s del Inamhi incidieron en que los bomberos decidan extender el plan durante todo el año.

Simbaña y López concuerdan en algo: su actividad llena de orgullo y preocupaci­ón a sus familias. Ambos dicen que continuará­n como brigadista­s para aportar con algo al cuidado de la naturaleza.

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Franklin Simbaña y Henry López patrullan la zona de Píntag. Su base está en la parroquia de Pifo.
PATRICIO TERÁN / EL COMERCIO • Franklin Simbaña y Henry López patrullan la zona de Píntag. Su base está en la parroquia de Pifo.
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Patricio terán / el comercio • Henry López (i) y Franklin Simbaña, bomberos comunitari­os, se alistan en la estación de Pifo para ir a patrullar.
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