Entonces,
La interculturalidad está en la Constitución. Existen normas jurídicas e instituciones para hacer efectivas estas normas. La debilidad que tenemos radica en que no ponemos esas normas en la práctica. Para eso se necesita la apertura de los diferentes grupos sociales. Hay que armar una agenda mínima de encuentros, que nos permitan darnos cuenta que tenemos diferencias, pero que pertenecemos a un mismo país. El manejo de conflictos desde la diversidad es fundamental. Esto no solo tiene que hacerse a través de normas o jueces, tiene que ser puesto en práctica por los líderes de estos grupos.
¿no es suficiente tener un cuerpo legal que nos represente a todos?
El derecho es una herramienta, pero no lo es todo. Porque si fuera por nuestra Constitución viviríamos en una especie de paraíso. Las normas tienen que vivir, que actuar y que evolucionar. Las normas se crean para cumplir ciertas finalidades y cuando estas no se logran, o no se entienden, aparecen los problemas. La interpretación incompleta de la historia ha generado movimientos sesgados que no miran la integralidad de los fenómenos sociales. Eso también ha contribuido para no entender al otro y verlo como un enemigo.
¿ Cree que los discursos de los defensores del hispanismo o del indigenismo están alentando el separatismo?
Más que separatismo, lo que están alentando estos discursos es el desconocimiento de una realidad intercultural. Quizás el error más grande que se está cometiendo es mirar la historia del siglo XV o XVI con el lente del siglo XXI. Esas realidades hay que verlas con los lentes de su tiempo. De lo contrario se pueden generar distorsiones y el debate se puede convertir no en construcción de diferencias sino en generación de violencia. Es urgente que los distintos grupos sociales se encuentren y se sienten a conversar. Es momento de que en el país aprendamos a vivir con el diferente.