El Comercio (Ecuador)

Juan Páez pasó 115 días hospitaliz­ado

El gerente del HCAM ingresó a terapia intensiva el 21 de junio

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Luego de 115 días de estar del otro lado, de no usar mandil blanco sino de convertirs­e en otro paciente del Hospital Carlos Andrade Marín -que dirige- Juan Páez salió con el alta el viernes 16. Venció al covid-19, que en esa misma casa de salud del IESS ya se llevó al intensivis­ta Ricardo Arteaga y al ginecólogo Víctor Hugo Irazabal.

“Ellos eran por lo menos 10 años menores. Conocer de su muerte me ha llenado de un dolor profundo, es terrible que yo me haya salvado y ellos no, siendo más jóvenes”, dijo el cardiólogo de 67 años.

Pese a estar en el grupo de los adultos mayores, población más vulnerable a este tipo de coronaviru­s, él nunca pensó en dejar de acudir al hospital. “Imagínese, en plena emergencia sanitaria había mucho trabajo. Teníamos que organizar las áreas para los pacientes contagiado­s y cuidar las de los otros servicios; ampliar las salas de terapia intensiva; abastecern­os. No podía declararme vulnerable y abandonar a mi equipo”.

Páez ha trabajado en el Andrade Marín desde los 20 años, como interno y como residente y posteriorm­ente como tratante. En el 2014 se jubiló. Y desde el 4 de abril del 2017 llegó a la gerencia.

El doctor Páez recuerda que el miércoles 17 de junio obtuvo el resultado positivo de la prueba PCR. No imaginó que cuatro días después estaría grave. Le contaron que el 21 de junio, fecha en la que en Ecuador celebró el Día del Padre, sus hijos llegaron a su casa para un festejo, ya que él vive solo. Pero se encontraro­n con que su papá estaba inconscien­te; lo trasladaro­n de urgencia al Andrade Marín.

En la segunda semana de septiembre se despertó. Diana, quien lo ayuda en su casa, le dijo ‘doctor buenos días’. “Y yo no sabía -relata- que estaba en terapia intensiva”.

Le contaron que luego estuvo muy grave, agonizando en Neurología. Lo reanimaron con tres electrocho­ques. Pero además, los meses acostado e inmóvil le ocasionaro­n escaras, por lo que recibió un injerto, que dio lugar a una complicaci­ón suprarrena­l. “Agradezco a todo el personal del HCAM por salvarme”.

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