LA ALEGRÍA DE VIVIR
Cada día al despertarnos y abrir nuestros ojos, agradecemos al Todopoderoso por un día más de vida y comenzamos nuestra rutina diaria con un espíritu de alegría y de altivez, al saber que todavía podemos desplazarnos sin necesidad de ayuda, podemos disfrutar de nuestros alimentos y sentirnos en condiciones mentales y espirituales de generar un nuevo día de productividad y de realizaciones.
Cómo no reconocer la presencia de un Dios que nos protege y que nos anima a seguir adelante, a pesar de las adversidades de la vida, principalmente en estos momentos de pandemia del corona virus (covid-19), cuando observamos y escuchamos sobre tantos y tantos casos de muertes, de padecimientos, de angustias por esta situación y reflexionamos y agradecemos continuar inmunes ante este mal y confiados en que nunca se nos presentará y si eso ocurriera, estar preparados a enfrentarlo con fe y optimismo y seguros de salir adelante.
La alegría de vivir tiene que estar siempre presente en nuestros pensamientos y sentir esa fuerza interior que nos invita a disfrutar cada momento con plenitud y satisfacción, vivir el momento presente intensamente, sin reprocharnos de lo que hayamos hecho en el pasado y sin angustiarnos por el futuro.
Cada día cuenta en ese inexorable paso fugaz del tiempo y debemos aprovecharlo a cada instante, no desperdiciar un solo momento de plenitud, de satisfacción y de alegría.
Muy bien lo decía Thomas Chalmers: “La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar” y Albert Einsten dijo: “La vida es hermosa, vivirla no es una casualidad”.
Hernán Patricio Orcés Salvador