El triunfo de Arce pone fin a un año de crisis política
El exministro de Finanzas de Evo Morales obtuvo más del 50% de los votos
Luis Arce, exministro de Economía de Evo Morales, ganó la Presidencia de Bolivia. Las fuerzas políticas reconocieron su victoria, al divulgarse los sondeos a boca de urna, que le dan más del 50% de los votos. Tras un año de tensión política por la anulación de la reelección de Morales en el 2019, Arce llegará al Palacio Quemado como el artífice del “milagro económico”.
Una crisis política que duró casi un año -y que pudo evitarseterminó ayer con el reconocimiento de todas las fuerzas políticas del triunfo de Luis Arce. El candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS) ganó en primera vuelta con más del 50% de los votos, según dos sondeos a boca de urna.
Arce ha sido llamado “el delfín de Evo Morales”, pero es mucho más que eso. A él se lo puede considerar el verdadero autor del “milagro económico boliviano”. Si bien aplicó medidas socialistas, como la nacionalización del gas, mantuvo una disciplina fiscal que permitió al país tener un colchón de USD 20 000 millones, frente a los USD 7 000 millones que había antes de la llegada de Morales al poder, en el 2006.
De hecho, Arce, un economista de 57 años con estudios en la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, y una maestría de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, ha sido calificado más como un tecnócrata que como un político.
Además, antes de ser Ministro de Economía había desempeñado durante 18 años distintos cargos en el Banco Central en gobiernos de derecha.
Durante su gestión, Bolivia creció a un ritmo anual de 4,6%. Con la mirada puesta en la demanda interna como motor del crecimiento económico, Arce promovió la nacionalización de empresas estratégicas y el desarrollo de inversión pública y políticas redistributivas. Y gracias a estas, la pobreza bajó del 60 al 37%.
Según un artículo del diario boliviano La Razón, Arce perteneció a una corriente de economistas: los ‘Chuquiago Boys’. Este grupo “apostó por fortalecer el Estado. De hecho, desde el cargo de Ministro de Economía consolidó un Estado con mayor presencia en la economía”, no solamente con inversión pública sino “con brazos operativos a través de empresas públicas”.
Si bien fue respaldado por Morales, quien se encuentra asilado en Argentina, Arce sostuvo que el expresidente debe resolver sus cuentas pendientes con la Justicia antes de considerar una posible participación en el nuevo Gobierno.
En su primera intervención pública tras las votaciones, Arce se comprometió a corregir “los errores del pasado”. No mencionó a Morales. Durante los 12 años al frente de la cartera de Economía, de los 14 de la administración Morales, mantuvo siempre un perfil bajo.
El liderazgo del expresidente en las bases indígenas es incuestionable, algo de lo que carece Arce. La pregunta en estos casos se vuelve impostergable: ¿quién será el verdadero gobernante?
Desde algunos sectores de la oposición no han dudado en señalar que el delfín se convertirá en títere. Pero otros quieren creer que con Arce ocurra algo parecido a lo que pasó en Colombia, cuando Juan Manuel Santos se distanció de su mentor, Álvaro Uribe, o en el Ecuador de Lenín Moreno frente a Rafael Correa.
El Gobierno electo ha dado señales de que quiere ser distinto al que tomó las riendas del país entre el 2006 y el 2019. El vocero del MAS, Sebastián Michel, dijo ayer en una entrevista televisiva que debe ser una nueva etapa en el país, sobre todo “un cambio de estilo: la gente no quiere más odio, hay que mirar hacia adelante, no mirar hacia atrás”.
También se comprometió a trabajar para que el Gobierno sea de “poca imposición, de mucho diálogo; hay que empezar a dialogar con todos los sectores de la sociedad, incluyendo los partidos que son opositores a nosotros”.
El último aspecto es la reactivación económica, pues el Banco Mundial estima que la economía boliviana, dominada por la agricultura y el gas, caerá alrededor del 6% este año después de más de tres décadas de crecimiento.
Bolivia vivió un año de tensión política luego de sucesivas revueltas. Las primeras se dieron contra la tercera reelección de Morales, pese a las limitaciones constitucionales, el rechazo en el referéndum del 2016 para su reelección.
El 20 de octubre del 2019, el órgano electoral le dio el triunfo en primera vuelta luego de un apagón informático cuando los datos previos indicaban una segunda vuelta con Carlos Mesa. Los militares le aconsejaron renunciar; Morales salió al exilio en noviembre y comenzaron las protestas a su favor.