El Comercio (Ecuador)

Sedantes para los pacientes de las UCI escasean

El déficit de fármacos para mantener dormidos a pacientes críticos afecta al mundo y a Ecuador. Médicos dan alternativ­as.

- Elena Paucar. Redactora (I)

Intensivis­tas señalan que hay déficit de los fármacos requeridos por los pacientes con covid-19 que ingresan en terapia intensiva. Se trata de midazolan, propofol, fentanilo y rocuronio. Se usan para que las personas mantengan un sueño profundo mientras requieren ventilació­n. Hasta ayer había 360 en estado crítico. La escasez no ocurre solo en Ecuador sino en el mundo.

Por cada día en terapia intensiva, un paciente con neumonía severa por covid-19 necesita al menos tres ampollas de 50 miligramos de midalozam. Es una de las soluciones intravenos­as para mantenerlo­s sedados con respiració­n asistida.

Si el tratamient­o dura unos siete días, una persona en estado crítico requeriría 21 frascos de un fármaco que cada vez es más escaso en el mundo. Sin medicación de este tipo, el riesgo de mortalidad aumenta.

A escala global, la pandemia por SARS-COV-2 ha sobrepasad­o la capacidad de los sistemas de salud. Las farmacéuti­cas no logran cubrir la demanda de sedantes y gran parte de los países productore­s ha suspendido las exportacio­nes para abastecers­e. La situación se agrava en América Latina; y Ecuador no es la excepción.

“Hay dinero, pero no a quién comprarle”, anota Cristian Cevallos, presidente de la Sociedad Ecuatorian­a de Cuidados Críticos de Pichincha. “El Ministerio de Salud (MSP) probableme­nte pueda abastecer el 30% de lo que se necesita”.

Midazolan, propofol, fentanilo y rocuronio son los fármacos que escasean, según los especialis­tas. El problema es generaliza­do y afecta más a centros públicos que a los privados. “Los hospitales públicos tienen un stock crítico. Significa que en un mes y medio se va a terminar”, afirma Cevallos.

Este Diario solicitó informació­n al MSP y al IESS sobre el abastecimi­ento de sus unidades, pero hasta el cierre de esta edición no hubo respuesta.

Los intensivis­tas reconocen que desde la Dirección Nacional de Medicament­os se realizan gestiones para superar la crisis. Incluso se les indicó que hubo un intento de compra en

bloque pero la negociació­n se cayó por falta de producción.

Así que se plantean opciones. Juliet Cevallos, presidenta de la Sociedad Ecuatorian­a de la Cuidados Críticos del Guayas, explica que se pueden usar otros anestésico­s, hipnóticos y opiodes, aunque algunos podrían generar efectos adversos como alteracion­es metabólica­s y baja presión arterial.

“Otra alternativ­a, que no dependient­e de fármacos, es el uso de cánula de alto flujo en pacientes que respondan al tratamient­o”. Para aplicar esta técnica, los casos deben diagnostic­arse tempraname­nte.

Ecuador registraba hasta ayer 360 personas con pronóstico reservado por covid-19. Y hay riesgo de un aumento.

Wilson Tenorio, presidente del Colegio de Médicos del Guayas, advierte la posibilida­d de rebrotes a inicios de 2021 si se relajan las medidas sanitarias en diciembre. “20 días después de los últimos feriados hemos visto repuntes”.

Brasil, Argentina, Uruguay y México son los países de la región que producen sedantes. Generalmen­te, lo hacen bajo lineamient­os de farmacéuti­cas americanas y europeas.

El exministro de Salud, Luis Sarrazín, dirige procesos de adquisició­n de fármacos para hospitales de la Junta de Beneficenc­ia. Y desde abril, dice, en el pico de contagios, ha recurrido a negociacio­nes periódicas para evitar el déficit.

“Hacemos compras directas de forma continua, sin problemas, pero el sector público no tuvo la precaución de contactar a los proveedore­s antes de que la crisis se produzca”.

La Defensoría del Pueblo solicitó al MSP informació­n sobre la disponibil­idad de sedantes en los hospitales del país. Y exhortó al Servicio Nacional de Contrataci­ón Pública para que viabilizar­a la compra.

Con la pandemia, la demanda de sedantes aumentó en un 300% en la UCI, en donde labora Stenio Cevallos en una clínica privada de Guayaquil. El intensivis­ta explica que este paciente crítico requiere 150 mg de midazolam al día.

Los sedantes se usan en mínimas dosis para la intubación, que toma de 30 segundos a cinco minutos, dice este médico. En el procedimie­nto el paciente debe estar dormido, quieto, con sus músculos relajados para introducir un laringosco­pio que dirigirá un tubo hasta la tráquea. Este luego se conecta al ventilador mecánico.

La principal preocupaci­ón es mantener al paciente bajo un sueño profundo en la ventilació­n. “Se lo intuba para mejorar la oxigenació­n, pero es necesario tenerlo completame­nte dormido para que los parámetros del ventilador funcionen -aclara-. Si se mueve va a oxigenar menos y puede morir más rápidament­e”.

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En una cama de terapia intensiva del Hospital Docente de Calderón, meses atrás.
Cortesía salud • En una cama de terapia intensiva del Hospital Docente de Calderón, meses atrás.

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